A mediados de abril, el nuevo intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, Dámaso Larraburu, llegó a Bariloche, proveniente de Bahía Blanca, su localidad de origen.

Recomendado por el secretario de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación, Daniel Scioli, y con el respaldo del ministro del Interior, Guillermo Francos, el dirigente bonaerense fue -para sorpresa de muchos- el elegido para reemplazar a Horacio Paradela.

Llegó a la ciudad, y en forma inmediata se puso a trabajar en las diversas dependencias de Nahuel Huapi, conociendo a su personal de planta (más de 200 trabajadores), sus diversos departamentos, áreas y desde ya problemáticas, necesidades, limitaciones, carencias y fortalezas.

Sin embargo, ya pasaron más de tres semanas y Larraburu no fue designado formalmente, por la burocracia del Estado. Lo mismo sucede con su “segundo” en jerarquía: Mariano Dallacía. Ambos cuentan con una larga trayectoria dentro del Estado, pero ni eso ayuda a acelerar los tiempos.

Su labor es cotidiana y a diario ocupa la oficina que Paradela dejó vacante tras su renuncia. Volvió a Bahía Blanca sólo una vez y ya se radicó en Bariloche. De hecho, usa su vehículo y su teléfono particular. Evita la utilización de cualquier herramienta de trabajo propiedad de Parques, debido a que hoy no tiene el aval legal para hacerlo.

¿Cuál es el problema de esto? Que como Larraburu no fue oficializado, es decir, designado oficialmente en el cargo, no tiene la legalidad ni la legitimidad para impartir órdenes ni firmar cualquier tipo de documentación. “Es como que está, pero no está”, aseguran desde el organismo de conservación.

Por ahora, la firma autorizada para cualquier trámite, la tiene una persona de planta, pero con jerarquía, como es Gabriela Burgos, coordinadora de Administración, Legales y Recursos Humanos del Parque Nahuel Huapi. Además, es referente sindical de UPCN.

Lo cierto es que Larraburu aún no fue oficializado. Algunos indican que como cobra una jubilación como exdiputado nacional la designación podría demorar hasta dos meses más y habrá que definir qué pasa con un salario, puesto que no podría tener dos ingresos al mismo tiempo del Estado.

Por ahora, el gobierno de Javier Milei continúa en la inercia de la burocracia cotidiana de los organismos nacionales y pese a que se declama otra cosa, no hay modificaciones significativas al respecto.