Muy lejos ha quedado aquella época donde nuestra ciudad tenía la tarifa del boleto más costosa de la Argentina. La quita de subsidios, la pandemia y la galopante inflación, encareció el pasaje en todo el territorio nacional y si bien en Bariloche el valor subió considerablemente, lo mismo ha sucedido en todos lados.

La inequidad de las tarifas del transporte es un tema recurrente entre los gobernadores e intendentes del interior del país. De hecho, fue uno de los caballitos de batalla en la campaña presidencial de Juan Schiaretti, por entonces gobernador en Córdoba.

Pero ya el exintendente Gustavo Gennuso, junto con un numeroso grupo de colegas daba esta batalla por obtener mayores subsidios y remarcando la inequidad de lo que el Estado Nacional le otorga al AMBA y el monto mucho menor hacia el resto del país.

La diferencia siempre radicó, y de ahí el reclamo de los gobernantes, en que del total de subsidios que el Gobierno otorgaba al Transporte, el 80% iba al AMBA y en el interior sólo llegaba el 20% restante. Así fue creciendo la disparidad.

Actualmente, en base a datos de la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA), el boleto más caro del país se paga en Formosa con un valor de $690 y lo sigue Corrientes con $590, la localidad bonaerense de Pergamino, con $508 y Villa Gesell que cobra $470.

Luego, le siguen Santa Fe ($380), Concepción del Uruguay en Entre Ríos ($370) Bahía Blanca ($345), Rosario, Córdoba, Río Cuarto y Villa María ($340). Recién en el puesto 12, aparece Bariloche con la tarifa que rige desde el 1° de febrero a $320.

El AMBA con $270, quedó ahora por arriba del promedio de todo el país que actualmente es de $252. Los boletos más económicos se pagan en Santa Rosa (La Pampa) a $120, Azul $100 y Ushuaia $85.

En el llamado interior del país, los fondos se destinan a compensar la diferencia entre lo que pagan los usuarios y el “costo real del servicio”, compuesto por los sueldos, el combustible y la evolución del tipo de cambio por algunos insumos. Los recursos provienen de lo que aporta el gobierno bonaerense y otra parte del Fondo Compensador del Interior (FCI) que el Gobierno Nacional decidió eliminar hace tres semanas.

La disputa que mantienen Milei y los gobernadores puede representar en los próximos meses un aumento en el precio de los boletos en todo el país. El monto devengado en 2023 desde el Tesoro a las provincias fue de $102.000 millones que surgían del Fondo Compensador del Interior. Su eliminación llevó a que en muchas ciudades del interior advirtieran que el boleto mínimo puede saltar arriba de los $1.000 en poco tiempo.

Con la eliminación del Fondo Compensador del Interior los gobernadores ahora se encuentran ante un dilema: permitir mayores incrementos a las empresas para cubrir el bache o aumentar las partidas para subsidiar el transporte.

El problema de este último punto es que, en medio del ahogo financiero que señalan las provincias, para avanzar deberán recortar otros gastos, endeudarse o subir los impuestos para generar nuevos ingresos. Todo eso en un contexto de fuerte pérdida del poder adquisitivo de los ingresos de las familias.