La Libertad Avanza, que lleva como candidato presidencial a Javier Milei, ha demostrado tener problemas con la fiscalización en las elecciones.

Sucedió en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), así como en la primera vuelta, y también en el ballotage.

Se trata de una fuerza nueva, sin el “aparato” que suele llegar con los años.

Hay que recordar que, antes circunstancias similares –aunque no iguales–, en otros tiempos, el PRO suplió aquel problema cuando, al conformar Cambiemos (la versión anterior de Juntos por el Cambio), la presencia de la Unión Cívica Radical aseguró ese “armazón”.

Lo curioso es que, finalmente, el inconveniente de la carencia de fiscales a nivel nacional para el ballotage, en lo que hace a La Libertad Avanza, se vio en gran parte remediado por la congruencia entre Mauricio Macri y Milei.

Así, el PRO respaldó a La Libertad Avanza rumbo a la elección definitiva, de la que Juntos por el Cambio quedó afuera en octubre, y ese apoyo incluyó la asistencia de fiscales.

Distinto fue en la primera vuelta, cuando aún Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza eran rivales en las urnas, y la asistencia para los de Milei vino del titular de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), Luis Barrionuevo, a partir de un pacto que incluyó el respaldo en la fiscalización.

Así, la orden que, aquella vez, desde UTHGRA central se “bajó” a todas las seccionales del país fue de fiscalizar para los libertarios.

En lo que hace particularmente a Bariloche, costó que eso se concretara.

Se sabe que, mayormente, en el gremio predomina el peronismo, y no hizo ninguna gracia aquello de tener que alinearse con Milei.

Pero el mandato del autor de la recordada frase “Tenemos que tratar de no robar por lo menos dos años” fue tomado como una especie de obediencia debida.

También hubo punteros fuera de las filas de gastronómicos que, mediante ciertos incentivos, se sumaron al impulso por fiscalizar.

Igualmente, en La Libertad Avanza consideraron que el tema de los fiscales fue el punto débil en la elección anterior.

En el ballotage, la ruptura de Barrionuevo con Milei –en teoría por el acercamiento del libertario al macrismo y compañía– obligó a buscar nuevas alternativas.

Así, por un lado, estuvo el llamado al apoyo del electorado.

Hasta el sábado se difundieron mensajes por las redes sociales llamando a fiscalizar “libertariamente”.

Incluso, los “leones” apostaron a que, si por “x” razón no podían fiscalizar, los seguidores de Milei optaran por presidir las mesas de votación.

Por ejemplo, se indicaba: “No te des por vencido aun vencido. Si querés fiscalizar y, por el motivo que sea, no te dejan, probá ser autoridad de mesa”, junto a un link para anotarse. 

El asunto es que, más allá de problemas internos en las huestes de La Libertad Avanza, el arreglo nacional entre Milei y Macri devino en que el PRO, en este tema, acaparara la parada en Río Negro. De esa forma, en Bariloche se encargó de colocar fiscales generales en más del ochenta por ciento de los establecimientos dispuestos para sufragar.

Igualmente, también se escucharon voces libertarias protestando por esa opción.

Parece ser que, al menos en lo que respecta a ese tipo de decisiones, los rugidos leoninos apuntaban en diversas direcciones.