Carlos Sorín, reconocido director y guionista de cine argentino, ha dejado su huella en la industria del cine con películas inolvidables que capturan la esencia de la vida y la naturaleza humanas. Desde sus primeros filmes hasta las producciones más recientes, Sorín ha demostrado ser un referente en la creación de historias auténticas y conmovedoras.

Con La película del rey, La era del ñandú y Eterna sonrisa de New Jersey, Sorín cautivó a los espectadores con su enfoque único y su elección de escenarios en la Patagonia, un telón de fondo perfecto para sus historias. Sin embargo, fue su encuentro con el cine italiano lo que cambió su visión del cine para siempre.

"Soy un enamorado del cine italiano", confesó Sorín durante una entrevista con Daniel Pardo en El Cordillerano Radio (FM 93.7). "Recuerdo claramente la primera película italiana que vi, fue un verdadero shock para mí. Me enamoré de la actuación de Jeanne Moreau, una actriz que transmitía una autenticidad increíble en la pantalla. Curiosamente, años más tarde, en el Festival de Venecia, ella me entregó un premio, lo cual fue aún más impactante que el propio premio."

Una característica de las producciones de Sorín es su habilidad única para trabajar con actores no profesionales. "En realidad, no actúan en mis películas, están en un contexto de ficción, pero sin actuar", explicó. "Intento que los personajes sean lo más parecidos posible a la personalidad, pasado y experiencia de las personas reales que los interpretan. La timidez o las inhibiciones de estos actores también pueden ser utilizadas como elementos dentro de la ficción, y eso forma parte de mi enfoque creativo".

El director argentino reveló también su enfoque a la hora de seleccionar a los actores. "Empiezo el casting antes que el guion. Observo mucho y luego trabajo con doble pantalla: el guion y la persona elegida. También utilizo la edición como herramienta para encontrar al personaje en el momento adecuado".

Sorín destacó una experiencia particularmente intensa durante la filmación de Historias Mínimas. "Hubo una escena en la que el personaje principal, interpretado por un actor no profesional, tenía que confesar algo importante pero no podía hacerlo. Cambié el diálogo en el último momento y él llegó al set nervioso porque no se acordaba de las palabras exactas. La tensión en esa escena es totalmente auténtica", recordó. "Este enfoque puede ser arriesgado, pero a veces es la mejor manera de retratar la verdad en la pantalla".

Cuando se trata de escenas con multitudes, Sorín revela su técnica especial. "Durante los ensayos, siempre me enfoco en alguien que esté al fondo, lejos de la acción. Luego, en el momento adecuado, detengo la escena y le digo a esa persona que miró hacia los lados. Desde ese momento, todos tienen respeto y piensan que soy un Dios porque parezco verlo todo", reveló con humor.

Carlos Sorín no tiene prisa por filmar nuevas películas, ya que prefiere tomarse su tiempo para crear obras auténticas. "Escribo mucho, pero solo una pequeña parte se convierte en guion y, de esos guiones, solo unos pocos se convierten en películas. No tengo prisa por filmar, simplemente dejo que todo fluya naturalmente", concluyó.