Diferentes organizaciones y colectivos feministas comenzaron a organizar una gran marcha en reclamo de justicia por Agustina Fernández, la adolescente asesinada a golpes en un departamento de Cipolletti. En principio, se está convocando para el miércoles 7 de julio, en coincidencia con el primer aniversario de su muerte.

Desde Santa Rosa, la capital pampeana donde viven los padres de la joven, también anunciaron la intención de viajar para estar en las calles cipoleñas en esa fecha. Con la consigna “Hoy por Agus, mañana por cualquiera”, anticiparon que estará disponible una combi para viajar sin cargo y sumarse a este reclamo.

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La mamá de Agustina, Silvana Cappello, manifestó su dolor inabordable en un posteo de pocas palabras. “Cada sábado repito el día que me mataron en vida”, relató. Y agregó: “Él la asesino en un instante, en cambio a mí, lo hace todos los días”.

El sábado a que hace referencia es el 2 de julio del año pasado: en ese atardecer de invierno, encontraron a Agustina tirada en el piso, convulsionando bajo un charco de sangre. Tremendos golpes le habían destruido la cabeza. Fue internada en terapia intensiva del Hospital de Cipolletti, pero las expectativas eran menos que mínimas. “Depende de un milagro”, sintetizó en ese momento la directora del centro asistencial, Claudia Muñoz, en un intento de decir poco pero explicando mucho.

En la noche de ese mismo sábado, la familia de Agustina recibió la brutal noticia desde Cipolletti. Su hija agonizaba en la localidad que había elegido para estudiar Medicina. Armaron un bolso y salieron con el alma atragantada, para desandar los 550 kilómetros y enfrentarse a la tremenda realidad.

Allí comenzó un calvario que nadie sabe muy bien cuando terminará. Una primera etapa fue la investigación para dar con el homicida. Las pruebas reunidas permitieron señalar a Pablo Damián Parra, un vecino de la víctima que se había acercado con intenciones amigables primero; amorosas después. Y según la hipótesis que maneja la fiscalía, el rechazo a sus requerimientos habría despertado un resentimiento feroz que provocó el ataque violento.