El conductor abrió su corazón un contó un calvario íntimo que está viviendo a partir de un problema de salud de su mujer que lo mantiene en vilo.

La vida da sacudones cada tanto, a algunos más y a otro menos, pero generalmente nadie está exento de esto seas quien seas. En este caso para Carlos Monti el cimbronazo llegó por el lado de su mujer, su compañera de ruta quien padece una dura enfermedad que los mantiene ocupados todas las semanas de sus vidas.

El conductor, devenido a panelista en el programa Desayuno Americano liderado por Pamela David estuvo escuchando atento el testimonio de Silvina Luna y su dura espera para conseguir un transplante de riñon a raíz de su delicado problema de salud que se originó a partir de una mala práxis cuando se intervinó por una cirugía estética.

Carlos estuvo atento a todo lo acontecido con la ex Gran Hermano y como si fuese una especie de catársis liberadora contó su calvario personal por la enfermedad de su mujer y dejó atónito a todo el estudio.

Su esposa padece una leucemia por la que tuvo que acudir a un transplante de médula a la espera de que funcione, pero no pasó y ahora continúa con tratamientos tres veces por semana.

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"Hace 6 años que trasplantaron de médula a mi mujer porque tenía leucemia", contó Monti frente a la mesa de Desayuno Americano y se llevó toda la atención de sus compañeros, quienes seguramente sabían de esto pero no tan en detalle como lo relató ante la audiencia también.

"A ella le detectaron la enfermedad en noviembre y recién en marzo la pudieron transplantar, viviendo unos meses de puro dolor", según explicó Carlos, quien luego destacó el valor de su cuñado para embarcarse en una operación por su hermana.

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"Le trasplantaron la médula de mi cuñado Ignacio (su hermano). Al principio todo funcionó bien, pero después el cuerpo de Silvia la rechazó", sostuvo Monti casi que al borde del llanto.

"Esto nos cambió la vida a todos", destacó en alusión que tras conocer la enfermedad, transplantarse y rechazar la médula del hermano, Silvia, su mujer, está con internación domiciliaria y yendo tres veces por semana a Fundaleu a un tratamiento intensivo donde le licúan la sangre para limpiarse y darle una batería de medicamentos con todas las prevenciones habidas y por haber.