Lali Espósito se animó a dar a conocer una increíble anécdota sexual en la cual una de sus pelucas es la protagonista. ¿Qué le sucedió?

Con el humor que la caracteriza, Lali Espósito reveló una increíble anécdota que tuvo con una de sus pelucas. La particularidad de la historia es que se dio en un momento sexual, lo cual agravó la situación. Sin embargo, se lo tomó con gracia. 

Lali Espósito pasó por Estirando el Chicle con Carolina Iglesias y Victoria Martín y se animó a revelar una anécdota insólita. "Vieron que yo, cual popstar, uso mucho pelo falso. Me pongo unas coletas gigantes, me pongo unas trenzas gigantes. Me pongo mucho pelo. Entonces, tengo una coleta gigante y voy al encuentro de un chico", relató sobre el inicio de la historia. 

“Yo, en una peformance profunda, dejándolo todo. Danza contemporánea, con la coleta de acá, con la coleta de allá. O sea, un trabajo increíble. Y en un momento, en el fragor del champagne, hago así, tuc, lo miro al chico y al lado de su cara estaba mi pelo. Por ende, toda mi peluca", reveló aún algo indignada con la situación. 

Continuando con la historia, contó qué era lo que ella vió en esa situación: "Lo que veo yo desde mi plano es la cara del muchacho y un Caniche toy al lado, que era mi pelo. Lo que él estaba viendo, entonces, era un pirinchito así (hace el gesto de pocos pelos), muy poco sexy".

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Pese a no poder creer lo que le estaba pasando, decidió actuar rápido: "Después yo en un movimiento, agarro el pelo y pum, lo tiro en la habitación. Pero no sabía dónde había caído!”. 

Los inconvenientes siguieron al día siguiente, por lo que siguió con la historia: "A la mañana, él se va en un momento a la cocina, cual persona que me iba a traer un cafecito buena onda, y yo me hago la relajada 'sí, dale, dale, ahora volvés'. Y cuando se va, empiezo a buscar el pelo". 

"¿Dónde tiré el pelo? Buscaba debajo de los muebles, porque no veía el pelo. Meto la mano abajo de un mueble de la habitación y siento pelo. Entonces, digo 'es mi pelo'. Lo agarro. Agarro mi bolso rápido porque el chico volvía, meto el pelo en la cosa, chau", contó creyendo que ahí habían terminado los problemas. 

Sin embargo, cuando Lali llegó a su casa se topó con una sorpresa: "Cuando llego a mi casa, después de toda esta situación, saco mi pelo, y con mi pelo venía enganchado algo. Y digo '¿qué es esto que está en mi pelo?’. ¡Era el calzón de él!". Y terminó la anécdota con un consejo: "Nunca se pongan pelucas y follen".

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