Las estafas que practican los ciberdelincuentes están en pleno crecimiento. Los contactos a través de redes o vía telefónica se basan en distintos versos, como el corralito con el que terminan sacándole dinero a personas mayores, el del premio del supermercado que hace que las víctimas vayan a un cajero automático y terminen pasando datos para que le vacíen la cuenta bancaria, el del amigo que necesita una transferencia bancaria urgente siendo un impostor el que hace la llamada, el cuento de la ayuda social y otras variantes más. También en forma falsa se involucra a la Policía Federal, cuando un trucho oficial acusa de delitos contra la minoridad a un usuario de sitio de citas y termina extorsionándolo al solicitarle dinero para parar una causa delictual en curso. 

El Día de la Internet Segura (segundo martes de febrero) se celebra cada año desde 1997 para impulsar, informar y educar en un uso responsable, respetuoso, crítico y creativo de la red. Además, es un día para recordar la importancia de proteger los derechos de la infancia en internet.

Marcelo Temperini, abogado (UNL) especializado en Derecho Informático (UNRN), especialista en Ciberdelincuencia (UIC-España) y cofundador del Observatorio de Delitos Informáticos de Latinoamérica (ODILA) explicó con respecto a la seguridad que “el principal punto que hoy termina siendo exitoso en un ataque es la confianza.

Hoy la mayoría de las estafas y/o los fraudes en internet tienen que ver con ataques de ingeniería espacial. Es decir que hay alguien que crea un escenario, parecido a lo que sucedía con los simuladores, como que dicen que van a dar un beneficio a través de Anses o van a dar un turno para una vacuna o un beneficio que el usuario va a recibir o en la venta de algún producto, algo legítimo".

"Entonces alguien se pone en contacto, simulando interés y en esa simulación de confianza la víctima termina entregando un dato que es básico, como es el token o una clave que llega a un número de teléfono. A partir de ahí se dispara una estafa posterior. Es evidente que somos demasiados confiados, hay que aprender a desconfiar de las situaciones y no entregar datos personales”.

A través del programa “Chocolate por la noticia” que se emite por El Cordillerano Radio (93.7), el entrevistado refirió: “Los aspectos legales van caminando, pero siempre van detrás de la realidad. Hoy muchos bancos de la Argentina están comenzando a aplicar tecnología que permite reconocer cuando el que está operando el home banking es un delincuente y no el usuario real, ya sea por detección de patrones del horario, porque saca un crédito preaprobado, porque transfiere demasiado dinero. Hay distintas variables que son tecnologías de detección de fraudes. Están implementadas pero no son infalibles, esto también asusta a la industria, porque el nivel de seguridad empieza a ponerle trabas al usuario”. 

Asimismo, el abogado sostuvo que “por otro lado la legislación llega tarde, como el derecho siempre llega tarde a la realidad y se plantea la necesidad de normas que hubiese estado bueno tenerlas 5 o 10 años antes. Para que el derecho reaccione, nosotros fomentamos mucho que la gente haga denuncias, tienen que existir estadísticas, movimiento, tiene que existir un malestar social suficientemente grande como para que algún legislador se dé cuenta de que hace falta algo más”. 

Consideró que “hay países que son más ordenados que el nuestro, hay países que tienen normativas mucho más rigurosas que las nuestras. Argentina es un país reactivo, porque, por ejemplo, hizo falta no sé cuántos femicidios para que salga una norma para proteger a la mujer. Siempre se puede señalar a otros países que lo hacen mejor, pero también hay países que lo hacen peor. Debemos ser conscientes en cuanto a trabajar mejor, no ser un país que solamente reacciona, sino que previene”. 

Asimismo, indicó que “hoy la tecnología le pone límites al derecho, porque por ejemplo en las investigaciones de delitos informáticos la Justicia pone todo su empeño, la acción puede estar tipificada en el Código Penal, con la denuncia el fiscal puede poner en marcha todo el andamiaje procesal y aun así podemos encontrarnos con que el delincuente puede haber utilizado una tecnología que esconde de dónde se está conectando”. Agregó que “por ejemplo una empresa privada, una empresa de telefonía, un proveedor de Argentina no colabora o no dice que brindará la información que se necesita. Hay un montón de obstáculos que exceden el derecho. Entonces es necesario tener una norma adecuada, esa normativa es necesaria, pero no es suficiente para lograr mayor eficacia”. 

Al respecto sugirió que “para lograr mayor eficacia necesitamos otras cosas más. Que las fuerzas de seguridad tengan más recursos para poder investigar, gente capacitada. Necesitamos que haya cooperación de las empresas privadas, hay un montón de actores en este ecosistema que deben colaborar para poder avanzar”. 

Temperini mencionó además que “hay que ser realistas, por ejemplo, para causas donde están involucrados menores de edad, donde existen contenidos de abuso infantil, las empresas son mucho más proclives a cooperar, nadie quiere quedar pegado con ese tipo de delito. Sin embargo cuando hay una causa porque a alguien le vaciaron una cuenta del banco o porque le accedieron a su cuenta de Instagram y perdió, ya las empresas dejan de cooperar".

"Hay una especie de convencimiento social, que para algunas cosas sí y en otras no. Entonces hay delitos que quedan archivados, que no son investigados, donde no se invierten tantos recursos y otros donde hay mayor eficacia. En esto también debemos ser conscientes como sociedad, no es posible que el Estado investigue todos los delitos. Hay algunos que son más graves que otros” y explicó que “quizás a alguien que le quitaron $10 000 de la cuenta del banco, esa persona diga: me perjudicaron, me complicaron el mes, pero para poner en marcha todo lo que implica llevar adelante esa investigación, con una tasa de éxito no tan alta, va a ser un gasto 30 veces mayor. Ahí hay como una línea de corte que también hay que explicársela al ciudadano para que entienda por qué algunas cosas se investigan y otras no”. 

Consultado sobre los delitos informáticos que se están llevando a cabo, señaló: “Estamos encontrando en los últimos meses más estafas, hackeos de WhatsApp, que después deviene en un acceso al grupo de esa persona que hackearon, obtienen sus contactos y a partir de ahí le van a escribir desde tu propio número diciéndole que tuviste un accidente, que te presten plata o que tienen dólares para vender muy baratos. En definitiva, a uno le roban el WhatsApp, pero las personas estafadas van a ser los que integran el grupo de los contactos de ese WhatsApp y eso muchas veces viene de la mano con el vaciamiento de las cuentas bancarias, que es hoy una de las grandes problemáticas que hay en Argentina”. 

Subrayó que “no hay que pasar datos, pero además la gente tiene que comprender que los delincuentes han llegado a un nivel de evolución, de creatividad, que van a armar todo un escenario. Son como los simuladores, crean toda una escena. Por ejemplo, me indicó un amigo que le escribió alguien que le dijo que era de la Policía Federal y que él había estado en Tinder y vinculó a una chica, y allí la estafa consiste en que hay un perfil (falso) creado de chicas en internet a la espera de que alguien les escriba. Una vez que alguien les escribe tienen el dato (nombre y apellido) de esa persona, que vive en tal localidad, el estafador se contacta y le dice al usuario 'somos de la Policía Federal Argentina, tenemos una denuncia porque usted se puso en contacto con una menor de edad, le hicimos una causa, le vamos a allanar el domicilio' y ahí aparece un intento de extorsión, diciéndole al usuario que se puede solucionar pagando un determinado monto. Entonces no es solo no entregar datos, uno no imagina todo este escenario de creatividad que tienen los delincuentes. La mejor herramienta que hay es tener información sobre cómo actúan”, finalizó.