La semana pasada, durante el paso por Bariloche del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se produjo un hecho inusual.

En el hotel Cacique Inacayal, la mañana del miércoles 1 de enero, desde bastante antes de que Larreta arribara para una rueda de prensa, se observaba a dos mujeres con remeras amarillas en uno de los costados de la terraza donde el político se encontraría con los periodistas.

El jefe de Gobierno porteño llegó algo tarde –la demora respondió a una reunión con representantes de juntas vecinales que se estiró más de lo previsto–, acompañado de referentes provinciales del PRO, junto a la empresaria Carolina De Miguel, quien encabezaría la lista partidaria para legisladores por el Circuito Andino, que llevaba puesta una camisa del mismo tono que la ropa de las personas que estaban a la espera de poder comunicarle algo a Larreta.

En el caso de las mujeres que aguardaban a quien pretende ser presidente de la Argentina, el color escogido no respondía a la moda, que en la actualidad tiene al amarillo como tendencia, sino que la tonalidad (junto a unas inscripciones en azul) remitía a una disciplina budista llamada Falun Dafa, perseguida por el comunismo chino, que la tilda de secta, y que se practica en varias partes del mundo y tiene un lado artístico que se expresa principalmente con la compañía de danza y música Shen Yun, con sede en Nueva York, que recorre diversos países mostrando un espectáculo imponente.

Quienes estaban vestidas de esa manera tenían la intención de entregarle un petitorio a Larreta, dirigido a él, claro, pero también al director general del Teatro Colón, Jorge Telerman.

Finalmente, las mujeres pudieron saludar al jefe de Gobierno porteño y darle el texto, donde se leía: “En 1999 el Partido Comunista Chino inició una brutal persecución religiosa contra Falun Dafa, una milenaria disciplina espiritual de la Escuela Buda basada en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Mientras los practicantes de Falun Dafa en China continúan soportando terribles abusos, el Partido Comunista Chino ha extendido su persecusión fuera de China. Esto incluye interferir con Shen Yun en la Argentina, ejerciendo presión sobre funcionarios argentinos para impedir que se presente en el Teatro Colón”.

Además, se indicaba que “dado que el Partido Comunista Chino es oficialmente un régimen ateo, desde su inicio, buscó destruir los cinco mil años de cultura tradicional china, y le teme al renacimiento de esta cultura inspirada en lo divino que Shen Yun presenta sobre el escenario”.

“Como ciudadanos y residentes de Argentina, donde la libertad de expresión y la libertad de creencia son derechos inalienables presentes en nuestra Constitución, no podemos permitir que el Partido Comunista Chino, un poder extranjero, decida sobre las artes en nuestro país y censure la presentación de Shen Yun en el Teatro Colón”, decía también el pedido que Larreta recibió.

“Exigimos terminar con la censura y la discriminación. Confiamos en que ustedes son líderes rectos que valoran al pueblo que los eligió, protegiendo la soberanía de Argentina. Esperamos que cumplan con esta noble acción para beneficio de la cultura de nuestro país y posibiliten cuanto antes la presentación de Shen Yun en el Teatro Colón”, finalizaba el petitorio.

Larreta tomó el papel y, luego, dialogó con los periodistas que lo aguardaban.

Las mujeres que le entregaron la solicitud, en tanto, son parte de las personas que se reúnen los miércoles a las 18:30 en el salón social de la junta vecinal del barrio Melipal (cuartel de bomberos, Roca 3745), para desarrollar la práctica de Falun Dafa, en encuentros a los que cualquiera puede concurrir, ya que son libres y gratuitos.