COLUMNA ABIERTA
| 09/12/2022El Radicalismo y los Derechos Humanos
No fue casualidad que la Unión Cívica Radical y el presidente electo el 30 de octubre de 1983 Dr. Raúl Alfonsín decidieran como fecha de asunción de autoridades el 10 de diciembre de ese año. Precisamente en esa fecha, pero del año 1948, el presidente del Tercer Comité, Dr. Carlos Malik (de El Líbano), informaba ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el documento preparado por la Comisión de Derechos Humanos, luego de casi tres años de trabajo y que fuera aprobado por unanimidad. Allí se explicitaban los derechos del hombre, aquellos que la humanidad podía demandar, lo que no se le podía negar en ninguna circunstancia ni bajo ninguna condición, significaba la protección de la vida y de la dignidad humana como cimiento de la libertad, la justicia y la paz en el mundo.
Nuestro país venía de la experiencia mas trágica y sangrienta de su historia, la iniciada por la dictadura militar en 1976 y constituía una obligación moral investigar las responsabilidades surgidas como consecuencia de la represión inhumana e indiscriminada del terrorismo de estado traducidas en secuestro, torturas, desapariciones, detenciones ilegales y hasta rapto de niños.
El Radicalismo había prometido en campaña llevar ante los tribunales civiles a las juntas militares para su condena como responsables del genocidio asumiendo que solo el escarmiento acabaría con las ya repetidas dictaduras a lo largo de nuestra historia.
Existía solo un antecedente histórico en el mundo que fue el Juicio de Núremberg de 1946 promovido por las naciones aliadas triunfantes de la segunda guerra mundial que permitió dar visibilidad global al los crímenes contra la humanidad llevados a cabo por el régimen alemán nazi.
En el retorno a la democracia dos partidos políticos disputaban con posibilidades las preferencias del electorado argentino, las plataformas sintetizaban propuestas diametralmente opuestas, por un lado el partido peronista proponía una total amnistía a los genocidas culpables de 30.000 civiles desaparecidos, la posibilidad de conformar el partido militar para lo que había suscrito el denunciado pacto “militar-sindical”. Existía para el peronismo un principal motivo que avalaba esa conducta, el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón había firmado el Decreto mediante el cual se ordenaba la aniquilación del terrorismo, argumento del cual se valieron las juntas militares para continuar con la masacre iniciada en 1975 y que padecerían los argentinos hasta 1983.
Ocurrida la más grave y sistemática violación de las garantías individuales de nuestra historia era necesario otorgar protección a los ciudadanos frente a los abusos de poder con una justicia independiente, de legitimidad republicana que custodiara los valores de la democracia y fuera garante de la Constitución.
La Unión Cívica Radical proponía juicio y castigo a los culpables del horror, para ello dispuso la creación de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) que fue la encargada de investigar los crímenes de lesa humanidad perpetrados en el país, integraron esa comisión trece distinguidas personalidades de la política y de la cultura como Ernesto Sábato, René Favaloro, Jaime De Nevares, Magdalena Ruíz Guiñazú. A pesar de ser invitados a conformarla el partido justicialista negó su participación dando clara muestra de la nula importancia que otorgaba a la lucha y defensa por los DD. HH., no existían en sus filas abogados con valentía de presentar habeas corpus ni siquiera a favor de sus propios compañeros partidarios.
Los integrantes de la CONADEP cumplieron y entregaron a la justicia las pruebas suficientes y necesarias para poder enjuiciar a los asesinos de la dictadura a sabiendas que solo con el coraje cívico se podría dar vuelta la página a esta tragedia de la historia argentina que se viera sometida a la demencia o irracionalidad de quienes detentan el poder. Nuevamente el peronismo a través del expresidente Carlos Menen mostró su total desapego a los derechos conquistados por la humanidad cuando mediante un decreto presidencial otorgó el indulto que permitía a los máximos criminales militares quedar en total libertad y despojando a las familias de los desaparecidos del mínimo atisbo de justicia por lo padecido.
Hoy el peronismo intenta camuflarse mediante el relato, para apropiarse de una lucha por esos derechos universales a los cuales nunca adhirió. Es conocida la posición del gobierno kirchnerista cuando a través de la Cancillería Argentina en los foros internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Organización de Estados Americanos (OEA) defiende y apoya el avasallamiento de los derechos humanos de las dictaduras de países como Venezuela, Cuba, Nicaragua cuya principal política consiste en el atropello a los sagrados derechos y garantías de sus habitantes para conservar su poder de tiranía y opresión.
El radicalismo mas que una doctrina es una ética, es la reserva moral para una lucha por una humanidad mejor, cuando el expresidente Hipólito Yrigoyen expresó: "Los hombres son sagrados para los hombres, los pueblos son sagrados para los pueblos” se refería al objetivo de alcanzar una comunidad humana e integrada, respetuosa de las personas y de los grupos sociales que las conforman para lograr una convivencia armónica, es el desafío de los tiempos por venir que implicaba realizar una tarea humana integradora, capaz de crear fraternalmente espacios de vida y de respeto para las próximas generaciones.
La Declaración Universal de 1948 declara: “Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado como la aspiración mas elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad, la justicia y la paz en el mundo, reconoce la dignidad e igualdad de derechos para todos los miembros de la familia humana”.
Es allí donde el radicalismo se auto convoca por la lucha por los DD. HH., por la realización del hombre en un marco de libertad y justicia social asegurando la plena vigencia del estado de derecho, es la sagrada contribución de un partido político republicano y democrático de 131 años que hizo de la moral y la ética sus banderas para contribuir a que NUNCA MÁS retornen los demenciales propósitos de quienes creyeron tener la decisión sobre la vida o la muerte de los argentinos.
Cdor. Enrique Carlos Mogensen
Expresidente Comité UCR Bariloche (1983/85)
Presidente UCR Línea Bariloche