Agustín se muestra exultante, y a la vez con la vista puesta en todos los detalles, durante la inauguración de un local de artículos para el hogar en Dina Huapi de la cadena comercial que, como nombre, lleva su apellido, el cual es un sello de garantía en la región: Elvira.

Los empleados (todos de Dina Huapi) y Agustín.

Él tiene treinta y siete años. Cuando iba por los cinco, sus padres, Estela y Jorge, decidieron llevar adelante un emprendimiento en Bariloche.

Así, en 1989 surgió Elvira, la casa que se haría carne en los barilochenses.

Todo nació con un negocio que se ubicaba en Diagonal Capraro 1010.

En la actualidad, contando la flamante de Dina Huapi, que se encuentra en Los Notros 173, suman once las sucursales esparcidas en tres provincias: Neuquén, Chubut y Río Negro.

Agustín reconoce que los comerciantes suelen renegar mucho, y con razón, por cuestiones relacionadas con los impuestos, los proveedores y demás. Pero eso, en el espíritu familiar de ir siempre al frente, no hace mella como para dejar de lado nuevos emprendimientos, como el dinahuapense. “Para nosotros, es una alegría enorme”, dice él, centrado en la cuestión operativa de la empresa, y el plural engloba a sus padres (la mamá, que en la actualidad disfruta de ser abuela; el papá, aún muy involucrado en el negocio) y también a su hermano Martín, abocado a la parte comercial (también hay una hermana que se dedica a otras temáticas profesionales).

“Nosotros tomamos como una bendición seguir trabajando y creciendo, incorporando gente al equipo”, explica Agustín.

Y lo de añadir personas no es una metáfora. El espíritu de la firma siempre ha sido que, en cada localidad, los trabajadores sean habitantes de la ciudad en cuestión, y así ha sucedido también en Dina Huapi, donde incorporaron a residentes del lugar.

Agustín reconoce que hay miedos. Dina Huapi, en comparación con Bariloche, es un sitio pequeño, y la cercanía con “la gran ciudad” podría pensarse que jugaría en contra. Pero ese punto, a la vez, es la principal razón de que el negocio, seguramente, tendrá éxito, ya que para los dinahuapenses es una gran comodidad no tener que recorrer los diecisiete kilómetros que la separan del territorio barilochense, ya que hacer una distancia así por determinadas compras no deja de ser molesto. Entonces, que la empresa se haya acercado resulta bienvenido.

Precisamente, Agustín indica que en Dina Huapi cuentan con una clientela fiel que se verá agradecida por ya no tener que viajar hasta la ciudad vecina para buscar los mejores productos para su hogar. Al mismo tiempo, la intención es que quienes no conozcan la firma se arrimen a saber de qué se trata.

Agustín, junto a su padre.

Más allá de que quienes se acerquen tendrán varias opciones de pago en una amplia gama de artículos (descuentos en efectivo, distintos planes con tarjeta y hasta créditos personales), la intención es que se sientan en su casa, algo que es una tradición en una empresa familiar que, según cuenta Agustín, tiene “el sueño de seguir creciendo”.