“Darío Leandro Aravales, tras mantener una discusión con Leo Román Álvarez, de modo imprevisto y repentino le aplicó un puñetazo en el rostro, lo que produjo que Álvarez cayera al suelo y sufriera lesiones de carácter grave”.

Así explicó el fiscal Gerardo Miranda, durante la audiencia de formulación de cargos, ante el juez de Garantías Juan Pablo Laurence, la situación que terminó con el policía Álvarez en un estado de gravedad que lo mantiene en el Hospital Privado Regional (HPR) Bariloche.

El fiscal concluyó que se trataba de “lesiones graves” –como calificó el hecho en su formulación de cargos–, porque “ponen en riesgo la vida de Álvarez”.  

Según explicó Miranda, la investigación se inició con la denuncia de una hermana de la víctima, así como con la actuación de oficio que hizo el personal de la Comisaría Segunda.

De acuerdo a la fiscalía, a las 7.05 se produjo un llamado al 911 en el que se dio aviso de “que una persona estaba tendida en el piso, herida”, en cercanías del pub After 7, de la calle España, donde se inició una discusión que, en el interior del local, solo habría sido verbal.

Miranda sostuvo que se continúa en la búsqueda de registros de cámaras, pero quede aquellas que se pudieron revisar surge “un fragmento de la discusión que mantiene Álvarez con el imputado”.

Al tratarse de un sitio que cuenta con varios aparatos de seguridad, se esperan obtener más datos al respecto, de ahí, entre otros motivos, que se hayan pedido cuatro meses de investigación, que, feria judicial mediante, culminarán el 6 de mayo.

Igualmente, el fiscal sostuvo que en lo recabado se aprecia el rostro de Aravales y cómo vestía, por lo que “no hay ningún tipo de duda” de que la discusión fue solo entre el joven –de veintidós años–  y Álvarez.

Entre los testimonios que se tomaron aparecen los del personal de seguridad, dos trabajadores de la Unidad Regional Tercera que hacían adicionales en After 7.

También se entrevistó a quienes se encontraban con Aravales, y al compañero de trabajo que acudió junto a Álvarez que se retiró de la escena antes de que produjera el puñetazo.

“Todos coinciden en que si bien habían tomado alcohol ninguno de los protagonistas estaba demasiado alcoholizado”, indicó Miranda.

Las palabras del fiscal apuntaron a que, a través de los testimonios registrados, se podía señalar que existió una discusión dentro del pub, que continuó afuera, siempre de manera verbal, sin que se apreciaran agresiones físicas, hasta el golpe que derivó en la situación de gravedad.

Miranda, de esa manera, explicó lo que habría sucedido fuera del boliche: “Después de las 6.35, cuando parecía que la discusión se había terminado, Álvarez sale de la escena de la cámara, porque se dirige en dirección contraria al Centro Cívico. Mientras que a Aravales sus compañeros lo convencen de alejarse”.

Pero, de acuerdo al relato del fiscal, el agresor en un instante dio media vuelta y fue a buscar al policía, sin que sus amigos pudieran evitarlo.

“Es en ese momento donde toma por sorpresa a la víctima y le pega un puñetazo que provoca que se desvanezca”, dijo Miranda, quien reconoció: “En algún momento analizamos si existía o no la posibilidad de formular cargos por un delito más grave, que sería una tentativa de homicidio, pero creemos que un puñetazo y en ese contexto no alcanza”.

Entre las medidas preventivas solicitadas, que no contaron con objeciones de la defensoría oficial, no se incluyó, por el tipo de delito, la prisión preventiva.

Igualmente, la calificación puede variar según avance el estado de salud de Álvarez.

Resultó sugestiva la posición de la defensora oficial, Natalia Araya, quien aclaró que cuenta con una teoría del caso diferente, a raíz del motivo por el cual se habría iniciado la discusión.