UNA HISTORIA EN TORNO A SERRAT, LEÓN GIECO Y LA MADRE DE PLAZA DE MAYO

| 21/11/2022

La vez que no hablé con Hebe de Bonafini

La vez que no hablé con Hebe de Bonafini

Hebe de Bonafini falleció.

La primera vez que entrevisté a Joan Manuel Serrat, el sábado 18 de enero de 2003, en el aeropuerto de Mar del Plata, le pregunté por su relación con ella.

El catalán dijo: “Es una situación de respeto a una persona que ha trabajado muy duramente. No me siento en bandos distintos. Sencillamente, con Hebe de Bonafini hubo un punto de divergencia respecto a lo que planteó sobre los integrantes de ETA, algo que yo no comparto, porque no comparto el asesinato. No creo que el asesinato sea un vehículo para rescatar nada positivo”.

Algo más de un año después, el viernes 21 de mayo de 2004, cuando yo ya estaba trabajando en un libro sobre Serrat, fui a la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en Hipólito Yrigoyen 1584, Buenos Aires.

Mi intención era hablar con Hebe, preguntarle por el cantautor español.

El 23 de abril de 1999, en un texto que dirigió al “Pueblo Vasco”, tras un viaje a Euskadi, Hebe había escrito: “Queremos dejar nuestro amor y solidaridad a los cientos de hombres y mujeres que hoy sufren en las cárceles las torturas, las violaciones y la dispersión criminal del Estado español. Esos hombres y mujeres son para el mundo un ejemplo de dignidad y resistencia. Las Madres sabemos que el único y verdadero terrorismo es el que se ejerce desde el Estado”.

Cuando fui a la Asociación Madres de Plaza de Mayo, en base a la actitud en defensa de los derechos humanos que ha mantenido el cantante español a lo largo de su vida, esperaba que la mujer tuviera una actitud tendiente a solucionar el distanciamiento.

Golpeé la puerta y atendió una anciana de pelo blanco y ojos muy celestes.

Me preguntó que deseaba.

Le manifesté mi deseo de conversar brevemente con Hebe para un libro sobre Serrat.

“Espere un momentito”, dijo, con suavidad.

Un par de minutos después, regresó.

“Dice Hebe que no tiene nada que decir, que Serrat no es amigo de las Madres”, señaló.

Por más que intenté explicar que mi intención era dialogar, saber qué la llevaba a pensar de ese modo, la señora me despidió lo más rápido posible.

Una posición muy distinta encontré en la denominada “Línea Fundadora” de las Madres, donde Taty Almeida resaltó la figura de Serrat y desató recuerdos de su hijo desaparecido, Alejandro.

En el camino que emprendí para hacer aquel libro sobre Joan Manuel, tuve la posibilidad de contar con la voz de León Gieco.

El nacido en Cañada Rosquín es un tipo al que admiro y respeto, alguien que hace de la coherencia una bandera.

León ha sido muy generoso con este servidor.

Y siempre destacó la figura de Hebe.

En una de las ocasiones en que conversamos, el santafecino reconoció que, en ocasiones, la mujer hacía declaraciones explosivas, incluso, a veces, desatinadas.

“No es una intelectual, es una gorda que siempre hizo guiso”, la justificó.

Cuando le mencioné el distanciamiento entre la Madre y el Nano por el tema ETA, opinó: “Serrat tendría que haber ido a hablar con Hebe y preguntarle qué fue lo que en realidad dijo, discutirlo con ella en persona, no a través de la prensa”.

Pero cuando le conté que la mujer me había mandado a decir que el catalán no era amigo de las Madres, León no dudó: “A la gente como nosotros, los que bregamos por la unión en la lucha por los derechos humanos, nos cuesta muchísimo escuchar que en la línea de Hebe te digan que Serrat no es amigo de las Madres. Porque, en realidad, es obvio que, por la poesía que compone, Serrat es su amigo”.

Con dolor sincero, Gieco habló de los fraccionamientos que no llevan a nada. “Acá se juntan tres argentinos y forman cuatro partidos políticos”, dijo, para luego añadir: “Estamos cansados de tener tres ramas de hijos de desaparecidos, dos entidades distintas de Madres de Plaza de Mayo… Estamos hartos, nos duelen estas divisiones”.

Casualidades de la vida, Hebe de Bonafini falleció el 20 de noviembre, a los noventa y tres años, cuando León Gieco cumple setenta y uno y Joan Manuel Serrat, que tiene setenta y ocho, se encuentra en la Argentina, en su gira despedida de los escenarios.

Quien suscribe, en tanto, sigue escribiendo… Y recuerda esta historia.

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