Se suele hablar de la tuberculosis como si se tratara de algo del pasado.

Sin embargo, esta enfermedad, que es considerada una de las más antiguas, a partir de diferentes “evoluciones” ha continuado hasta nuestros días.

Y también está presente en Bariloche. 

“Es una enfermedad que se ha creído erradicada. Nosotros le decimos ‘olvidada’. Justamente por eso, a veces es muy difícil de diagnosticar, porque se piensa que no circula entre los barilochenses”, cuenta quien coordina una mesa de trabajo sobre la tuberculosis en el Hospital Zonal "Dr. Ramón Carrillo", Gabriela Vázquez.

La profesional explica que “Bariloche tiene una casuística anual que va entre los ocho y los doce casos”.

“Uno podría pensar que son pocos para la ciudad más poblada de la provincia, pero hay que entender que en relación a cada persona que se enferma de tuberculosis hay mucho trabajo detrás para poder cuidar a aquellos que forman la red afectiva, como los familiares y los compañeros de trabajo o de estudio, que son quienes pueden contagiarse por esos vínculos estrechos”, señala Vázquez, para así desarrollar: “La que provoca esta patología es una bacteria que se afecta principalmente en el pulmón, entonces, cuando tosemos o estornudamos, salen gotitas de moco que la llevan, y quienes están en cercanía la tienen que respirar para que se transmita”.

Igualmente, aclara: “Por suerte no es tan contagiosa”. Y profundiza: “Hay que estar muchas horas al día o en espacios muy cerrados, o haber compartido al menos una noche durmiendo en la misma habitación para enfermarse”.

De esa manera, afirma: “No es como el covid, donde nos enfermamos rápidamente, acá se necesita más tiempo de contacto, pero, en general, eso sucede en nuestros vínculos, porque se pasa tiempo con la familia y los amigos”.

“Además, se suma la característica de nuestros ambientes barilochenses, que pasan mucho tiempo mal ventilados por el frío que hace en gran parte del año”, añade, para luego redondear: “En 2022, que empezó a nevar en abril, seguramente en más de una casa no se abrieron las ventanas hasta que empezó la primavera”.

Sobre lo que sucedió durante la primera etapa de la pandemia, donde claramente la atención estuvo dirigida hacia el coronavirus, Vázquez apunta: “En ese momento hubo muy pocos diagnósticos, solo cuatro, que los realizó el sector privado de la salud de Bariloche, porque en ese momento todos teníamos el ojo puesto en el covid. En 2020, el diagnóstico, como todas las enfermedades a nivel mundial, bajó muchísimo”.

A la vez, recalca algo que solía darse en aquel año: “Muchas veces se descartaba el covid, pero los síntomas respiratorios continuaban, y atenderse por otras patologías era difícil”.

En cuanto a cómo siguió la situación, indica: “En 2021 se recuperó el número de casos, con la particularidad de que eran más graves, avanzados, con mayor compromiso pulmonar y más personas expuestas, así que hubo que hacer estudios de contactos de los vínculos afectivos mucho más grandes y, en los grupos estrechos que compartieron tiempo con el enfermo, los niños empezaron a aparecer más vinculados”.

Asimismo, sostiene que, cuando se amplía la cantidad de personas relacionadas con quien tiene tuberculosis, también “se dificulta todo el trabajo que se hace desde el sistema de salud, tanto público como privado”.

Sobre las características de la patología, manifiesta: “Es una bacteria que tiene la particularidad de que cuando entra al organismo es como si se escondiera de nuestro sistema de defensa y tiende a quedar ahí como latente”.

“Después de, a veces, un par de años, cuando por algún motivo nuestro cuerpo baja las defensas, y no solo por enfermedades, puede ser por estrés, por una situación compleja por la que atravesamos o algo así, ese ‘bichito’ que estaba dormido se activa”, explica.

De esa manera, advierte que “cualquier persona que tiene un cuadro de tos con expectoración, es decir, con moco, con flema, y eso continúa más de quince días, debe consultar al médico, porque es el principal indicador que tiene la enfermedad”.

Para brindar tranquilidad, Vázquez explica que "la tuberculosis se puede curar”. Aunque, según expone, “se trata de un tratamiento largo, con antibióticos”.