Distintos episodios de violencia se están repitiendo en diversas instituciones escolares de la región. En una reunión de padres y madres que se realizó en la ESRN 35, de Cipolletti, se denunció que un estudiante de primer año concurrió armado a las clases y que hasta intimidó a sus compañeros. Otro caso se dio en Catriel: un adolescente amenazó a un grupo de compañeros con “prender fuego al aula con ustedes adentro”.

En el caso de Cipolletti, se trata del mismo establecimiento que a mediados de año tuvo que suspender las clases durante una semana para repasar mecanismos de acción y prevenir la violencia que se estaba dando dentro y fuera de la institución. Ahora, la crisis se dio en una división de primer año. Algunos padres resolvieron no enviar a sus hijos hasta que la situación se resuelva.

¿Cuál puede ser esa solución? La reglamentación del Ministerio de Educación provincial prohíbe expresamente la expulsión. Y los intentos de abordaje realizados hasta el momento, fracasaron. Pudo saberse que el alumno cuestionado vive una situación familiar compleja: un padre ausente y con restricción de acercamiento; y una madre que debe trabajar muchas horas al día para sostener el hogar. Conclusión: el chico pasa demasiado tiempo solo.

Desde el establecimiento dijeron que se habló con el muchacho y que negó haber portado un arma de fuego: “Dijo que se trataba de una pistola que dispara pelotitas”, señalaron. El descargo no tranquilizó a sus compañeros, que ratificaron que vieron una “de verdad”. Y mucho menos a los padres. El caso se seguirá trabajando con el aporte del Equipo Técnico de Apoyo Escolar.

En tanto, un estudiante del CET 21 de Catriel amenazó con incendiar el aula con sus compañeros y “cagar a tiros si queda alguno de ustedes vivo”. Lo hizo mediante mensajes de whatsapp.

Ayer, el ministro de Educación, Pablo Núñez, también se refirió a estos casos. En el caso de Catriel, explicó que se estuvo interviniendo desde hace bastante tiempo: “Se ha generado un mecanismo pedagógico diferente, pero hay una dificultad en el acompañamiento del grupo familiar y esto siempre complica. Se trabajó y cuando empezamos a reestablecer el vínculo con el establecimiento, otra vez surgió el conflicto. No hemos tenido el resultado buscado así que se está viendo como reelaborar la forma de trabajar”.

Y en el caso del colegio de Cipolletti, Núñez recordó que durante la situación que se vivió en julio se decidió reforzar el equipo técnico específico. “Vamos a realizar reuniones de trabajo para intentar encauzar, dar respuestas y que la institución pueda organizarse en función de la tranquilidad que se puede dar a cada papá, a cada mamá que envía a sus hijos a la escuela.

Requiere respuestas inmediatas porque en las escuelas no se reproduce violencia, pero debemos darles tratamiento cuando se producen, no las podemos ignorar”, dijo