Si bien la atención sobre los conflictos mapuches en la Patagonia tiene el acento puesto en Villa Mascardi, a raíz de la conmoción que ha rodeado a todo lo que allí sucedió –y sucede–, lo cierto es que la temática en relación a cuestiones vinculadas con los pueblos originarios abarca a muchos sitios.

Muestra de ello es un reciente comunicado que circuló el martes referido a Villa La Angostura.

Con el título de “Basta de la mentira de 'ancestrales mapuches’”, quienes se denominan “vecinos angosturenses hartos” indican: “Partimos de la base de datos históricos con rigor científico y de la lógica como ser que todos los habitantes tenemos ancestros, y esto no nos da supraderechos, por lo tanto todos somos ancestrales e iguales”.

Además, consideran que “el mapuche, como etnia, proviene de Chile”, para luego sostener: “Esto no los hace ni más ni menos argentinos o mapuches a sus descendientes… simplemente es una realidad histórico legal, que los hace iguales que los descendientes de Italia, Perú, Colombia, España y/o Alemania, o etnias (tehuelche -araucano- guaraní)”.

A su vez, manifiestan: “Respecto del planteo de ‘comunidad’, por suerte Angostura tiene poca historia y todavía contamos con vecinos que la pueden contar con rigurosidad y con claridad. No hubo comunidad, fueron vecinos que se radicaron como el cien por ciento de los hoy habitantes de Villa La Angostura; todas fueron microfamilias inmigrantes de diferentes países, etnias y regiones, que fueron forjando el pueblo que somos hoy”. 

Así, hablan de una “pseudocomunidad mapuche” que, según señalan, comenzó a reclamar “supuestos derechos ancestrales” cuando los valores inmobiliarios en la región aumentaron.

También apuntan a que contaron con “el guiño cómplice de un gobierno nacional que avala este tipo de reclamos vacíos de derecho y legitimidad y que utilizan la violencia y la intimidación como metodología”. 

“En una suerte de ‘delirio jurídico’ solicitan la aplicación de la Ley 26.160, de los pactos internacionales OIT 160 y de la Constitución Nacional, teniendo el descaro de exigir el ser incluidos en nuestra Carta Orgánica, y al mismo tiempo desconocen los derechos consagrados en nuestra Constitución Nacional, en el Código Civil Argentino, en el Código Penal, en la Carta Orgánica Municipal, en las leyes provinciales, en las ordenanzas municipales y en cuanta norma jurídica o resolución judicial que vaya en contra de sus pretendidos ‘derechos ancestrales’”, aseveran.

“La historia de nuestra patria está llena de situaciones similares que tienen el mismo discurso perimido y vil. Comenzó con el anarquismo de principios del siglo pasado, introduciendo la violencia y el resentimiento en una sociedad hasta entonces pacífica y próspera que abrió sus puertas al inmigrante y lo incluyó en su proyecto de país. Le siguió la aventura subversiva de las décadas del sesenta y setenta, que desencadenó una violencia irracional por parte del mismo Estado. Es triste ver cómo la historia de nuestros errores se repite una y otra vez”, exponen quienes se hacen llamar “vecinos hartos de las mentiras ancestrales mapuches”.

Según trascendió, la idea es realizar en los próximos días una reunión para ahondar en el tema (están buscando un sitio donde realizarla) y, quizá, dar el puntapié inicial a una nueva agrupación patagónica contra los asentamientos en la región.