Los participantes ya empiezan a entreverarse uno con otros y hubo dos que no perdieron el tiempo.

A menos de una semana de abrirse las puertas de la casa para que se metieran los participantes de Gran Hermano a jugar, a vivir la vida en el reality con las limitaciones que eso conlleva, los jugadores arrancaron a conocerse mejor.

Algunos conocerse mejor es simplemente desde la charla, escuchar al otro, intercambiar conversaciones profundas y no tanto y otros hacen todo eso y además se sacan las ganas con unos besos como primera media.

Juliana Díaz y Maximiliano Giudici se ficharon el uno con el otro y rápido de reflejos como el mismo lo afirmó en su presentación, arrancó su charla con la morocha santefecina. Las conversaciones fueron fructíferas y en un santiamén produjeron el video más hot de la casa.

Sin ocultar lo que sienten y viviendo el momento como les gusta, estos dos participantes se metieron en la pileta y estuvieron a los besos sin ningún tapujo. La escena ardiente traspasaba la pantalla con besos, mimos y mucha pasión, denotando una gran química entre ellos.

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El cordobés tiene 35 años y en su carta de presentación expuso con bastante arrogancia o simpatía, depende desde donde se lo mire: “Voy a ser el más charlatán y el más chamuyero de la casa”. Con lo atrapante de la tonada cordobesa, Maxi puso primera y arrancó.

Ella tiene 31 años es de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe y hasta llegar a Gran Hermano vivía con su mamá. No obstante su vida pasa por estar siempre bien arreglada y se define como una mujer de fuerte carácter.

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“Es increíble cómo las personas siempre terminan haciendo lo que yo quiero. No salgo a comprar el pan sin estar maquillada”, fueron las palabras que utilizó Juliana para dar un pantallazo de su personalidad a la audiencia en la gala de presentación.

El juego ya está en marcha, las relaciones comienzan a darse uno con otros, algunos son más tranquilos a la hora de mostrar sus sentimientos hacía otros participantes y otros simplemente fluyen como Maxi y Juli, quienes en menos de una semana ya destilan su momento furtivo.