“SE VIOLARON TODOS LOS LÍMITES”

| 14/10/2022

Entrevista con la docente y actriz mapuche que fue detenida en Villa Mascardi

Entrevista con la docente y actriz mapuche que fue detenida en Villa Mascardi
Fotos: Facundo Pardo.
Fotos: Facundo Pardo.

Durante la marcha mapuche del miércoles en Bariloche, Andrea Despo Cañuqueo iba al frente.

Es una de las mujeres que fueron detenidas en el desalojo de Villa Mascardi; la única liberada, por no pertenecer a la denominada comunidad Lafken Winkul Mapu.

Igualmente, dice que aún falta que le devuelvan documentación. En cuanto a su vehículo, se queja: “Me lo dieron con el vidrio roto, desarmado por dentro y sin la patente”.

La mujer había llegado a la zona desde Chubut para ver a quien muchos consideran una “machi” (dentro de la cosmovisión mapuche, una persona dedicada a la medicina ancestral), Betiana Colhuan Nahuel, la joven que, según se dijo en aquel momento, en 2017 señaló el sitio donde debía instalarse la lof (en la actualidad, se encuentra con prisión domiciliaria).

Cuando la manifestación por la “desmilitarización” de la región y la libertad de las mujeres aún detenidas arribó al Centro Cívico, a pedido del werken (vocero) de la Coordinadora del Parlamento del Pueblo Mapuche-Tehuelche de Río Negro, Orlando Carriqueo, Andrea habló frente a las aproximadamente trescientas personas que estaban allí. 

“Es muy duro todo lo que atravesamos, y todavía no termina”, afirmó, y apuntó a “un maltrato”, así como a “tortura psicológica, emocional y cultural”.

En ese sentido, consideró: “Hay un ensañamiento con nuestra gente, con nuestra espiritualidad”.

También calificó la situación como “humillante y degradante”.

“¿Cómo va a reparar el Estado todo esto?”, cuestionó en el Centro Cívico, para luego aseverar: “Están creando a un enemigo interno”.

Andrea Despo Cañuqueo es actriz y profesora de teatro.

En la actualidad, participa de la serie de ficción "Salma-La última esperanza", que se rueda en la provincia de Chubut, con el protagónico de Eleonora Wexler.

Justamente, el lunes, un día antes de su liberación, la Asociación Argentina de Actores había sacado un comunicado pidiendo su libertad.

“Yo tengo una vida, y esto cambio mi ritmo laboral; transformó absolutamente todo”, expresa la actriz.

Cabe resaltar que Andrea ha llevado por varias partes del país un unipersonal llamado "Sueños de agua", basado en la vida de la machi María Epul, quien atendía a la madre de Juan Domingo Perón, Juana Sosa Toledo, que tenía sangre tehuelche. 

Incluso circula una versión acerca de que aquella “sanadora” fue consultada cuando la salud de Evita mermaba por el cáncer, y simplemente respondió: “Ya es demasiado tarde”.

Un dato a tener en cuenta es que Andrea tiene un vínculo familiar con María Epul.

En su ascendencia, y en ese seguir transitando por ese camino mapuche ligado a la sanación, radica el porqué de su visita Villa Mascardi, yendo a ver a quien toman como una nueva machi.

El 4 de octubre, cuando las fuerzas federales iniciaron el procedimiento de desalojo, Andrea Despo Cañuqueo estaba a punto de irse.

–¿Cómo recuerda el momento de la detención?

–Hubo mucha violencia. Nos estábamos preparando para ir al rewe (para los mapuches, un objeto sagrado), y después tenía que retirar mi lawen (remedio) y partir para la costa…

–Usted vive en Trelew, ¿verdad?

–Sí, pero, en realidad, como soy actriz, y estaba grabando una serie, iba a juntarme con mis compañeros en el Dique Florentino Ameghino. Si salía a media mañana, llegaba a la nochecita.

–Y ese martes, entonces, ¿cómo fue el procedimiento? 

–Justo nos reuníamos para hacer un saludo en el rewe. Empezamos a escuchar disparos, un sonido como de aviso, y cuando miramos para atrás vimos gases por el lado de la entrada, la tranquera… Los milicos entraron diciendo: "Al piso o disparamos". Yo me fui más cerca del rewe. Las otras lamien (hermanas) se encontraban en la casa de la machi, esperándola; a ella le tiraron un gas adentro de su ruka (casa). Vino alguien de una fuerza especial y me zamarreó. Estaban con armas, nos amenazaron de muerte. A mí, me sacudieron de tal manera que se me desoldó mi platería (los collares). Me llevaron con las lamien y llegaron más milicos. Eran muchos. A la machi no le dejaron ni agarrar los pañales del bebé. Yo pregunté si había alguna orden. Entonces llegó alguien grande, con un tono más violento, que dijo: “A ustedes les gusta estar así... Al piso, mierda, o las matamos”. Yo le contesté que era un viejo nazi, y él soltó: “A mucha honra”. Los demás lo frenaron, porque venía a agarrarme. Lo pararon y lo llevaron para atrás, para que se calmara. Estaba sacado. Sería de algún movimiento nacionalista…

–¿Qué hora era?

–Fue entre las siete y media y las ocho de la mañana.

–La noche anterior circulaban rumores de que se desarrollaría un procedimiento, aunque no se sabía qué, si un desalojo, una nueva inspección visual… ¿A ustedes les llegó algún comentario?

–Sí… Pero, sinceramente, no creí que iba a ser una cosa de esa magnitud. Uno podía pensar que pedirían hablar con alguien… O que iban a entrar por el espacio que estaba en conflicto, que todos suponíamos que era el de Diego Frutos, pero no imaginábamos que vendrían por la tranquera oficial de la comunidad, por ese lugar, donde está el rewe, ni que fueran tantos, armados, con gases…

–Entonces, habían escuchado que había cierto tipo de movimiento, que algo podía pasar, pero no creían que se tratara de eso…

–Jamás. Yo pensaba: después de lo de Rafa (Rafael Nahuel, muerto de un disparo el 25 de noviembre, durante un operativo de la agrupación Albatros, perteneciente a Prefectura Naval Argentina), no van a volver a hacer algo así. Había ido a atenderme, porque hacía mucho tiempo que lo necesitaba y pude hacerlo en ese momento… Sabía que estaba el conflicto, pero nunca supuse que era de esa magnitud, que el Gobierno había mandado tanta cantidad de cosas.

–Cuando dice que se fue a atender, ¿se refiere a que acudió en busca de algún tipo de medicina?

–Claro, a lo que la machi hace; ella ve qué enfermedad espiritual o física tiene la persona y le da un tratamiento con remedios, el “lawen”, como nosotros le decimos, a base de hierbas naturales.

–Usted es descendiente de una machi, ¿verdad?

–Tengo un parentesco con María Epul, que vivió en Cerro Negro (en Chubut). Mi abuela era su sobrina. Existe un vínculo con la espiritualidad mapuche muy fuerte desde mi familia. Cualquier mapuche tiene derecho a irse a atender con su medicina ancestral. Está en los tratados internacionales que reconoce el Estado argentino. Pero, de repente, nos encontramos con esto, algo tan desmedido… Se violaron todo los límites.

–El operativo fue un martes, ¿hacía varios días que estaba allí?

–Desde el fin de semana.

–Mientras permaneció detenida, ¿qué fue lo más duro?

–El peor momento fue el jueves a la tardecita, en la Unidad 28 (del Servicio Penitenciario Federal, en Buenos Aires), donde, por tercera vez ese día, nos desnudaron. Cuando nos hicieron sacar toda la ropa, pregunté por qué de nuevo, si lo habían hecho hacía un rato. Me pasaron un detector de metales entre las piernas y, en ese instante, se corrió una ventanita y vi a un hombre espiando… Dije que iba a denunciarlo… No sé su nombre ni nada, pero, aunque sea públicamente, lo estoy haciendo… Tantas veces nos tuvimos que llenar los dedos de tinta, pasar por distintos penales…Todo ha sido tremendo.

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