Frente al Velódromo de Bariloche, fuera del predio de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), durante la tarde del martes, el panorama salía de lo común.

Por un lado, gran cantidad de efectivos de la Policía de Río Negro vigilando la entrada, y, a un costado, la trafic de fuerzas federales que trasladó a mujeres, niñas y niños que encontraron en el desalojo de Villa Mascardi y fueron ubicados, en un principio, allí.

Por otra parte, en el patio que rodea a la edificación de la institución provincial, se observaban a miembros de diversas comunidades mapuches, en apoyo a las personas que habían traído del procedimiento.

Estaba, por ejemplo, María Isabel Huala, madre de Facundo Jones Huala, como así también Matías Santana, a quien todos suelen identificar como el “testigo de los binoculares” en el caso Santiago Maldonado.

Matías tiene un hijo con Betiana Colhuan, quien sería una de las personas que retiraron de la toma en Mascardi, la mujer a la que consideran “machi”.

Además, afuera de la SENAF, pero ingresando y saliendo para llevar cosas de los niños que se encontraban dentro, se veía, precisamente, a María Nahuel, mamá de Betiana.

A la vez, María es la tía de Rafael Nahuel, el muchacho que falleció al principio del conflicto en la zona, en noviembre de 2017.

Esa muerte era el motivo principal que se esgrimía para no proceder a un desalojo.

Se temía que aquello se repitiera.

Pero el ataque directo a los gendarmes que se encontraban apostados en la propiedad Los Radales, el 25 de septiembre, y los hechos que siguieron, que incluyeron la toma de La Cristalina –reivindicada por la lof Lafken Winkul Mapu a través de un comunicado–, así como una fuerte protesta de pobladores de la región, con la marcha con Patricia Bullrich como abandera el domingo, parece que proyectaron un cambio en el gobierno nacional, que ordenó que se llevara a cabo el procedimiento que se está realizando desde la primera luz de día.

A todo esto, del SENAF primero salieron cuatro pequeños (tres niñas, un nene), que entregaron a familiares.

Luego, las mujeres fueron trasladadas, aunque no se indicó a dónde.

Más allá de algún grito contra los uniformados, la tarde transcurrió en lo que podría calificarse como una tensa calma.

Más allá de eso, varios de los comentarios -entre los mapuches que se encontraban en el lugar- giraban en torno a una embarazada (aproximadamente con cuarenta semanas de gestación) que en un primer momento habría sido derivada al hospital.