EL JAKAPIL KANIUKURA EN EL CERRO POLICÍA

| 17/08/2022

Sebastián Apesteguía contó sobre el hallazgo de un dinosaurio pequeño, “del tamaño de un perro”

Sebastián Apesteguía contó sobre el hallazgo de un dinosaurio pequeño, “del tamaño de un perro”

Especialistas del CONICET encontraron restos de un dinosaurio acorazado al cual denominaron Jakapil kaniukura. El animal era del tamaño de un perro, contaba con hileras de huesos dérmicos que lo protegían a modo de escudos y habitó la región hace cien millones de años. Sebastián Apesteguía, Facundo Riguetti y Xabier Pereda Suberbiola, de la Universidad del País Vasco, lo hallaron por primera vez para Sudamérica. Esta especie de dinosaurio bípedo es de la familia de los tireóforos. Los fósiles se descubrieron en la localidad de Cerro Policía, provincia de Río Negro.

El profesional indicó que “trabajamos desde la Fundación Azara hace años en la zona cercana a Cerro Policía. La referencia es el Chocón (Neuquén) una población que está cerquita. En toda la zona de Cerro Policía trabajamos hace 23 años, en ese lugar en especial que hemos llamado La Buitrera, allí hemos encontrado de todo, fue fantástico, es la diferencia que tiene la paleontología argentina en cuanto a encontrar grandes dinosaurios”. 

A través del programa “Agenda” que se emite por El Cordillerano radio (93.7) que conducen Antonio Zidar y Daniela Lucero, informó que “en este lugarcito se preservan mejor los animales pequeños, porque era un desierto en aquella época, entonces los animalitos morían y quedaban enterrados por la arena, eso preserva muy bien todo el esqueleto” y agregó que “por ahí cuando moría un dinosaurio grande en cualquier lado, otro dinosaurio le arrancaba un pedazo y se lo llevaba a comer a otro lado o crecía un río y le arrancaba los huesos, eso es un problema en la mayor parte de esos lugares donde queda el cuerpo a la intemperie. En cambio acá la arena lo cubría enseguida y quedaba a salvo para las futuras generaciones”. 

Sobre que son lugares favorables, acotó que “eso los preservaba y a la vez se podría decir, hay una maldición ambiental que tiene nuestro país, pero para la paleontología es una bendición y eso es la aridez. Nuestro territorio tiene un 70% de árido, entonces eso hace que nosotros podamos ver la roca desnuda, no está tapada de vegetación, podemos caminarla y encontrar los fósiles”. 

El Jakapil kaniukura es un dinosaurio pequeño, “del tamaño de un perro prácticamente, pero está todo cubierto de osteodermos, así llamamos a esas placas que tiene, esto le dio una protección en una época complicada, porque los animales que vivían con él, que hemos encontrado en estas dos décadas, son por ejemplo unos parientes de los velociraptores, también serpientes con patas, cocodrilos terrestres, tortugas de agua, otros dinosauritos pequeños, había muchos animales que vivían en ese entorno, y el Jakapil tenía que estar acorazado y ser veloz para escaparse”. 

Asimismo relató que “había otros animales que no hemos encontrados completos porque solo se preservan los animales pequeños, pero no así los grandes, no es que no los hubiera, pero un esqueleto enorme de un animal muerto ahí en el desierto quedaba demasiados años a la intemperie y se rompía todo. Entonces sí hemos encontrado dientes grandes de carnívoros como gigantosaurus de carolinii que es un animal carnívoro de unos 15 metros de largo y que andaba también por allí, no sé si vivía en el desierto pero lo cruzaba. Lo mejor para los animales pequeños acorazados como el Jakapil era estar listos para salir corriendo a toda velocidad”. 

Con respecto al nombre con que bautizaron al fósil hallado, mencionó que “le pusimos Jakapil kaniukura que combina un poco el tehuelche del norte que significa portador de escudo y kaniokura que en mapuzugun es cresta de piedra, entonces combina las dos culturas que dan sus nombres a la región”. 

El Jakapil era un animal herbívoro, “no sabemos qué plantas comía porque justamente el clima era desértico y no se preservó ninguna, solo quedaron algunas raíces y no sabemos qué plantas eran”, con asombró dijo que “para nosotros el descubrimiento fue un ‘descoque’ no teníamos ni idea que podía existir algo así, al punto tal que en 2012 encontramos las primeras plaquitas sueltas, pero entraron a la bolsa como otros materiales que aparecen sueltos y nos preguntamos ‘qué será esto’, lo saque de su bolsita preguntándome ‘qué será esto, lo mire y lo volví a guardar. En 2014 estábamos en una zona donde aparecen muchas cosas, pero cada uno de esos esqueletitos que aparecen son complicados, entonces requieren que dos o tres personas estén allí con un pincelito, en forma suavecita, traten de ver de qué se puede tratar. Entonces vamos delimitando la zona para sacar el bloque con el esqueleto, aparecen varias cosas, se destinan dos o tres personas para cada una de los cosas que aparecen y entonces en toda la zona si uno se para en algún lugar ve grupitos de dos o tres personas trabajando en distintos lugares. Así alguien señaló una marca que había, huesos en una roca, me acerqué a mirar y había dientecitos con forma de manito o de hoja, que son característicos de los dinosaurios herbívoros en general o también podrían ser de cocodrilos terrestres herbívoros. Allí pensé qué será esto, podría ser un dinosaurio y encontré placas y me dije ‘no es otro cocodrilo’, entonces seguimos trabajando con otras cosas, pero de cualquier manera juntamos esos restos”. 

Refirió Apesteguía que “en 2020 fue la última campaña antes de la pandemia, juntamos más y entonces empezamos en la pandemia a preparar todo el material que teníamos atrasado y todo este material que nosotros recolectamos es patrimonio de Cipolletti y entonces nosotros lo tenemos en préstamo en Buenos Aires, lo preparamos y después lo devolvemos a Cipolletti en cajitas bien ordenados con sus respectivas etiquetas”. 

También dentro de la conversación el entrevistado refirió que "preparando el material un técnico me dijo, ‘Ninja (sobrenombre de Sebastián), esto no es un cocodrilo’ y me mostró una mandíbula gruesa con esos dientes raros y la verdad que era un dinosaurio del grupo de los acorazados. Tengo un estudiante haciendo su tesis doctoral en ese tipo de dinosaurios, en realidad en Argentina hay muy pocos restos de esos dinosaurios, no lo esperábamos y ahí empezó toda la locura de saber qué animal era este. Facundo Riguetti, que es el primer autor del trabajo científico, más el estudiante que está haciendo su tesis doctoral con dinosaurios terióforos, que son los dinosaurios acorazados, se ponen a realizar el estudio y la locura total no fue solamente que había este dinosaurio en La Buitrera, sino que esos animales llegan de Norteamérica a finales del cretácico y acá estábamos a mediados, todavía faltaban 40 millones de años para que esos animales llegaran, entonces ¿qué hacía este acá?, surgieron muchas intrigas y además era un bípedo”.

En cuanto a la cresta de la mandíbula señaló que “es solo en este, no aparecieron otros, es una particularidad del Jakapil. Los dientes son raros, pero son más normalitos de este tipo de dinosaurios. Los tireóforos, que son los dinosaurios acorazados, la gente los conoce. Estos animales estuvieron prácticamente en todo el mundo, la era de los dinosaurios tiene tres períodos, el triásico, el cretásico y el jurásico. Los tireóforos son encontrados en el mundo desde el jurásico y los del jurásico inferior eran más o menos como Jakapil, eran bípedos, con placas y escudos en todo el cuerpo, pero esos bichitos solamente se encontraron en Inglaterra, y vivieron hace 200 millones de años, duraron 10 millones de años, después ya quedaron sus parientes que se hicieron más grandes, cuadrúpedos, pesados, con placas más gruesas, esos son los que prosperaron, les dieron origen a esas especies que luego desaparecieron”.

Sostuvo el paleontólogo que “en el hemisferio sur quedó un grupito de estos viviendo y ahora se nos pareció Jakapil, que es de hace unos 100 millones de años, sus parientes ingleses, son de hace 200 millones de años. O sea 100 millones de vida en secreto. Eso es lo que tiene la paleontología, imaginen hace 100 millones de años y a nosotros no nos apareció ni un solo hueso, recién ahora aparece esto, así que imaginate lo que hay. Es muy lindo trabajar en esto, es fantástico, porque no se tiene ni idea sobre lo que puede aparecer”. 

Asimismo sostuvo que “de Jakapil no está todo el esqueleto, son pedacitos de hueso de todo el panorama del esqueleto, no es visualmente algo interesante como si fuera un esqueleto particulado o lo que sea. El esqueleto va a estar en el museo de Cipolletti, pero guardado, no a la vista del público, no tiene sentido. Lo que hicimos es un esqueleto reconstruido con lo que teníamos, hicimos copia con siliconas, creamos las partes que faltaban, así armamos un esqueletito, con Lautaro Rodríguez Blanco, un reconstructor de fósiles y ese esqueletito lo tenemos ahora en la Fundación Azara”. 

Por último, Sebastián Apesteguía aseguró que “vamos a realizar más réplicas y a Jakapil lo vamos a estar presentando en Río Negro, probablemente en octubre en Cipolletti y también en Cerro Policía”. 

 

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