La fiscalía impugnó el fallo por el que se absolvió al imputado.

La joven Maira Castillo tenía 32 años cuando se quitó la vida, el 17 de julio de 2020 en su domicilio de Cinco Saltos, luego de una violenta pelea con su pareja, Bruno Marín. La reconstrucción de esas últimas horas son clave para determinar si hubo una instigación al suicidio, tal como lo entiende la fiscalía; o se trató de una decisión de la propia víctima. Y llegado el caso, si Marín continuará en libertad o no.

En una primera instancia, el tribunal penal entendió que si bien estuvo demostrada la violencia de género, Maira Castillo contaba con las redes de contención social y familiar suficientes como para escapar a ese destino. En el fallo se entendió que no hubo incitación al suicidio y absolvió a Marín. La fiscalía, en la figura de Martín Pezzetta, planteó la impugnación de la sentencia y esta mañana se realizó la audiencia formal.

Frente al tribunal conformado por Miguel Cardella, Rita Custet y Carlos Mussi, el fiscal sostuvo que el fallo recurrido tiene dos grandes errores: la ausencia de una perspectiva de género como para entender el punto al que puede llegar una situación continua de violencia; y una incorrecta evaluación de los testimonios presentados durante el juicio.

Pezzetta resaltó que el tribunal no consideró las declaraciones que indicaban “la situación en la cual se encontraba Maira Castillo al tomar la decisión de suicidarse”.  Remarcó luego que el suicidio “no fue un hecho aislado; fue el resultado de una violencia de género extrema ejercida por Marín durante dos años. Y que se repite el día que Maira se suicida. Él tenía conocimiento de esa situación, que Maira se iba a suicidar”.

En cambio, la defensa -a cargo del abogado Rafael Cuccinelli-, sostuvo que existe una animadversión de la fiscalía contra Marín, ya que mantiene una visión “parcial y sesgada” de los diferentes testimonios que se presentaron en la causa. Todas las amigas y la misma familia de Maira Castillo dejaron constancia de que siguieron estando en contacto con la víctima, hasta la última noche fatal, planteó.

La noche trágica

La última noche de Maira tuvo características trágicas. Pero fiscalía y defensa la interpretan de diferente manera. Según Pezzeta, hubo una violenta pelea porque Maira quería ir a una fiesta con amigas y su pareja no estaba dispuesto. “Marín la quería solo para él; reducirla a un objeto. Un proceso de cosificación, utilizando violencia extrema, para quebrar su voluntad”, planteó el encargado de la acusación. Y como no pudo obligarla, la abandonó a sabiendas de cómo podía terminar la situación, enfatizó.

El argumento de la defensa introduce otros elementos: comienza en la pelea, pero tiene una interpretación diferente. “Marín no quería ir a la casa de Natalia Mercado porque sabía que allí le vendían droga; y siempre pasaba lo mismo”, planteó Cuccinelli. Y recordó el dato que se registró durante la autopsia: el elevado nivel de cocaetileno que tenía en sangre. Una sustancia que se obtiene al combinar cocaína y alcohol que, al decir del abogado, perturba la personalidad y la capacidad de reflexionar.

“Marín no la abandonó, no la dejó sola, no la incitó al suicidio. De hecho, Maira estuvo en una fiesta hasta las 7 de la mañana con sus amigas y después regresó a su casa”, resaltó.