Cuando se habla de GPS (Global Positioning System, Sistema de Posicionamiento Global), la mente generalmente apunta a los sistemas que se utilizan en vehículos o celulares para llegar correctamente a alguna dirección.

Ahora bien, el asunto es que esa tecnología también está relacionada con la actividad espacial.

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“Todo satélite necesita un GPS para poder navegar”, explica el ingeniero Pablo Ordoñez, subgerente –en la actualidad, a cargo de la gerencia– de proyectos satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).

“Esa caja se adquiere a distintos proveedores del exterior, con el nivel de confiabilidad que necesitamos para nuestras misiones, y se incorpora en los satélites”, apunta el especialista.

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En tal sentido, expone que, en el Satélite de Aplicaciones Basadas en la Información Ambiental del Mar (SABIA-Mar), en el que se está trabajando en INVAP, viajará un equipo nuevo fabricado en el país. “El desafío de esta unidad receptora, a cargo de la Universidad de La Plata, es hacer ese desarrollo a nivel local, lo que implica placas, software, hardware, cajas… y poder materializarlo en un receptor, que va a estar volando en el SABIA-Mar, no como receptor de navegación principal, pero el objetivo es poder validarlo y compararlo luego con aquel”.

“Cuando hagamos la comparativa, y los datos sean similares, se habrá logrado tener el dominio de esa tecnología receptora de GPS para poder aplicarla en misiones futuras, ya como navegador principal, y no depender de comprar esa unidad en el exterior, con todo lo que eso implica”, resalta Ordoñez.