DÍA DEL ORGULLO LGBTIQ+

| 28/06/2022

Azul: trans, feminista y socialista

Azul: trans, feminista y socialista
Fotos: Matías Garay.
Fotos: Matías Garay.

Son las siete de la mañana y llueve fuerte.

Todavía es de noche.

En realidad, aunque luego el día tome cierta claridad, el gris nunca se desprenderá de la jornada.

Dan ganas de estirar la estadía en la cama, pero Azul Quirno sale a trabajar.

Desde diciembre cumple tareas de mantenimiento en Vialidad Nacional.

“Entré por una convocatoria que se hizo a personas trans, y recibí un muy buen recibimiento por parte de mis compañeros”, dice.

Azul antes se llamaba… ¡Qué importa! Ahora es Azul.

Tiene cuarenta y dos años.

“Me pasa mucho que la gente se acerca porque no conoce historias de personas trans, ya que en su cotidianidad no tiene relación con ellas, pero lo hace desde las ganas de saber, de interiorizarse, y desde el reconocimiento de la propia ignorancia. No por el detalle morboso”, cuenta.

Esta mujer trans trata la temática desde la obvia referencia a la diversidad, pero le añade un punto de compromiso político y social.

Es parte de la agrupación Pan y Rosas, integrada al Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS).

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Azul, en el despertar de su transición, participaba en marchas donde observaba que la problemática de la exclusión iba mucho más allá de la diversidad, de esa manera nació en ella un deseo de actuar en pos de que la realidad sea menos dolorosa.  

“El capitalismo demostró cómo la inclusión y la ampliación de derechos tienen su límite en su propia naturaleza, que es excluyente, con una masa enorme de población desocupada o con trabajo precario, lo que sumado a la opresión patriarcal, sobre la disidencia, impacta mucho más”, reflexiona.

Define a Pan y Rosas como un grupo de “feminismo socialista”.

“Puede participar cualquier persona a la que la opresión de género y la explotación de clase la conmuevan”, explica.

“Lo fundamental es pensar cómo ligar a las luchas por el reconocimiento de nuestras identidades con otra mucho más profunda, que es la de cambiar a la sociedad. Se trata de combinar esa pelea por trabajo, vivienda, educación y salud para las trans con la referida a todas las personas; no agotar la cuestión sólo en el colectivo de la diversidad”, profundiza Azul, para quien “el capitalismo es un sistema que constantemente expulsa a personas de la sociedad”. 

La travesti considera que “el movimiento de la diversidad y el feminista, en general, empalman en muchas de sus consignas y reclamos”.

Así, aprecia: “Tenemos que volver a mirar el episodio de Stonewall (en referencia a lo que ocurrió en un bar de Nueva York en 1969, que dio origen a que cada 28 de junio se conmemore el Día del Orgullo), porque, al fin y al cabo, las desigualdades contra las que se peleaba en ese momento se parecen mucho a aquellas por las que lo hacemos hoy, cuando, más allá de tener leyes de avanzada, existen condiciones de vida que no lo son”.

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Azul tiene dos hijos, de diez y siete años.

Ellos nacieron antes de su transición.

“Creo que fueron las primeras personas que se enteraron y, hasta hoy, han estado al lado mío”, asevera Azul, quien, cuando se le consulta cómo le gusta que se refieran a ella, apunta: “Mujer trans, travesti… Me considero bien con cualquier trato en femenino”.

–¿Cuándo te diste cuenta de que no te sentías cómoda en el género con el que habías nacido?

–No sé si hubo un momento, más bien se trató de un proceso.

–¿Pero comenzó desde que eras chica?

–No te sabría decir con exactitud, es bastante difícil… Sí hubo un instante en que decidí transicionar, ponerlo como objetivo de vida, por decirlo de alguna manera, y eso fue de grande. Entonces, por ahí, mi historia no se parece mucho a las de otras personas trans que ya lo sabían desde chicas, o capaz que lo experimentaban sin saberlo, donde hay algo medio ambiguo de no tener bien en claro qué es lo que te pasa… Después, por lo menos en mi caso, el acceso a la información y conocer a la militancia trans fue bastante impactante, y eso me alentó un poco a pensar que no era simplemente transicionar y aguantar a ver qué pasaba, sino salir a pelear por el reconocimiento y por mis derechos como parte del colectivo.

–¿Cómo lo recibieron las personas cercanas a vos?

–Hubo de todo… Por ahí con mi familia costó más que a nivel social. Hubo personas que se lo tomaron mejor y otras a las que les fue más complicado. Cuando tomé la decisión, lo hice muy segura, consciente. La transición me abrió los ojos en el sentido de que, de golpe, de ser una persona con un montón de privilegios, por varón, heterosexual, etcétera, pasé a ver que había un mundo para cambiar. Mi transición estuvo un poco atravesada por eso… Pensando en Stonewall, estamos peleando casi por las mismas demandas de ayer. 

–¿Qué dice en tu documento?

–Azul.

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