Uno está convencido de que las fechas del “Día de…”, principalmente cuando envuelven a gran parte de la población, solo están dirigidas a un movimiento comercial, lo que no está mal…

Si se le pregunta a cualquier juguetero qué piensa acerca del Día de la Niñez, obviamente, el comerciante estará feliz por el festejo, que solo traerá réditos para su emprendimiento, y la ocasión deparará sonrisas en los más pequeños.

El Día del Padre no es la excepción en este tipo de festejos. Por un lado, los propietarios de diversos locales con productos para hombres están de parabienes en la segunda mitad de junio.

Así, el dueño de un comercio de venta de indumentaria masculina tiene ganas de decirles feliz día a todos los hombres que se cruza. Porque tras cada cara observa una futura ganancia, ya que imagina a la familia del susodicho yendo a comprar un regalo a su establecimiento.

Es decir, la idea del Día de Padre, indefectiblemente, no escapa a lo de la estructura comercial que suele acompañar el trayecto que guía la vida moderna.

Pero, detrás, también hay un sentimiento profundo.

Pasa lo mismo con el Día de la Madre, el Día de la Niñez y demás… Pero, ahora, nos toca hablar del Día del Padre, así que no nos desconcentremos… 

Más allá de la obviedad, de la factibilidad comercial que proyecta la jornada -que es indiscutible-, eso no quita que ciertos sentimientos asomen. 

De esa forma, es indefectible que, si se perdió al padre, el recuerdo aflore… Y que, claro, traiga consigo algunas lágrimas. Pero el asunto es cómo lograr que, a través del tiempo, ese pequeño reguero lacrimoso pase, de salado, a poseer cierta dulzura, para que la remembranza contenga lo mejor de lo vivido, en lugar de la tragedia que envuelve a toda pérdida.

Y, si ya se es padre, qué explicar… 

Cada cual lo vive a su manera.

Pero, hasta el tipo más anticapitalista del mundo, aquel con el carácter más duro, el que apunta constantemente a lo que se señaló al principio de este artículo, es decir, al aspecto mercantil del asunto, no podrá evitar emocionarse cuando su hijo le diga feliz día…