A las 18.05, en la Sala de Prensa del Palacio Comunal, el lunes se inició la audiencia pública en relación a la tarifa del boleto de Transporte Urbano de Pasajeros (TUP). Media hora después, ya se observaba que el encuentro debería ser interrumpido. Sin embargo, la pulseada duró casi tres horas. En medio, discusiones, bullicio, idas y vueltas, y una sensación de bronca generalizada. Recién cerca de las 21, los representantes del Ejecutivo anunciaron la suspensión.

La decisión se vivió como un hecho político, no estrictamente partidario, porque quienes comenzaron a hablar de la posibilidad de interrumpir la reunión provenían de diferentes sectores: referentes barriales, miembros de partidos de izquierda, integrantes de la Juventud Peronista de Bariloche, algún referente gremial y gente que, simple y llanamente, había acudido por ser usuaria de colectivo. Sin embargo, del otro lado, en cambio, sí había un partido político definido, o, mejor dicho, los dardos apuntaron contra personas que ocupan cargos en el Ejecutivo municipal.

En sí, los reclamos señalaban las ausencias de la vicejefa de Gabinete, y presidenta de la Comisión de Seguimiento del TUP, Marcela Abdala, y del propio intendente de Bariloche, Gustavo Gennuso.

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Por parte del Ejecutivo, solo estuvo el coordinador de Movilidad Urbana, Juan Del Valle, acompañado por la representante de la Asesoría Legal y Técnica del municipio, Karina Chueri.

Si bien se preveía que más de veinte oradores dieran su punto de vista sobre la cuestión, apenas unos diez minutos después de que el gerente administrativo de Mi Bus, Juan Pablo Follonier, comenzará con su exposición, al ser interrumpido en distintas ocasiones por voces que se superponían a su discurso, se apreció que la jornada no terminaría bien.

Las interrupciones y expresiones de disconformidad provenían de referentes vecinales, pero luego también la concejala Roxana Ferreyra (quien, con Marcelo Casas y Gerardo Del Río, completó el reducido equipo de ediles en el encuentro) acotó que debería estar presente Marcela Abdala.

De a poco, los ánimos se iban envalentonando.

Ya cuando a Follonier se le hacía imposible proseguir, los pedidos apuntaban a un cese de la audiencia, para reanudarla otro día, pero con la presencia de Abdala y también de Gennuso.

Además, se cuestionaba que el encuentro no se transmitía en vivo, cosa que sí pasó con otras reuniones.

Del Valle, en sus escasas intervenciones, no pudo dar respuestas que calmaran a los presentes, y las observaciones de Chueri tampoco parecían dar en el blanco.

El coordinador de Movilidad Urbana, por ejemplo, cuando se cuestionó por qué el jefe comunal no estaba en la sala, respondió: “No puede estar en todos lados”, lo que generó fuertes abucheos.

La premisa, en los representantes del Ejecutivo, parecía apuntar a seguir con la audiencia como fuera.

Del otro lado, ante las evasivas, los tonos se exasperaban, y ya no hubo vuelta atrás.

El teléfono de Chueri parecía hervir. A partir de cierto momento, escribía continuamente mensajes, y varias veces se apartó para recibir llamados.

Finalmente, los que asistieron al lugar, en su totalidad para mostrar su negativa al aumento de boleto, decidieron firmar un acta en pos de que se realizara un nuevo encuentro, con la presencia de Abdala y Gennuso.

Ya daba la sensación de que a Del Valle no le quedaba más que suspender, y así fue. Tras hacerlo, indicó que probablemente el martes ya se determinaría una nueva fecha para realizar la audiencia, aunque no aseguró que concurrieran Abdala o Gennuso.