Mariela Martínez es la mamá de Lucía Loise, la joven de quince años que el 19 de febrero fue apuñalada por una chica de catorce.

Desde entonces, encabeza una cruzada en pos de un fin que sabe que resultará muy difícil de concretar, pero ella considera que no es imposible: bajar la edad de imputabilidad. “Como familia, es una meta que tenemos”, dice.

Para eso, están recolectando firmas.

Señala que consiguieron alrededor de cuatro mil quinientas rúbricas, y van por más, ya que durante el resto de la semana continuarán reuniendo apoyos al reclamo.

Quienes deseen respaldar el pedido pueden acercarse hasta la feria “Dale que va”, en Onelli y Vilcapugio.

Luego, con el acompañamiento de un escribano y la ayuda de su abogado, remitirán la petición a quien corresponda.

El martes se concretó una movilización que popularmente recibió el nombre de “Marcha del dolor”, ya que, a partir de una convocatoria de Mariela, se unieron familiares de distintas víctimas de la ciudad y alrededores.

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Tras una caminata que se inició en Onelli y Brown y atravesó el radio céntrico, más de doscientas personas arribaron con sus pesares a cuestas al Centro Cívico.

“Teníamos pensado hacer una marcha por Lucía, pero, a raíz de todo lo que sucede, decidimos invitar a las demás familias de víctimas”, explica la mujer, que, en ese sentido, considera: “En Bariloche, estamos teniendo un grado extremo de violencia, y no podemos ser ajenos a eso”.

“Esa cara de la ciudad no se muestra; todo el tiempo exponemos lo lindo, como las distintas fiestas, pero somos muchas las familias a las que nos tocó perder a alguien, y a eso pareciera que no se le da demasiada importancia”, añade.

El destino quiso que la "Marcha del dolor” se desarrollara justo después de que Mariela recibiera un dato que le preocupa. Poco después de la muerte de Lucía, le llegaron comentarios acerca de que la victimaria había sido llevada por sus familiares a otra ciudad de la provincia, pero amigas de su hija le contaron que el lunes la vieron en Bariloche.

“La señorita se pasea por la ciudad como si nada… Imaginate la indignación que eso causa; es como una burla”, sostiene.

Igualmente, aclara que les solicitó a las compañeras de su hija que “no se metieran en problemas”, es decir que no interactuaran de ningún modo con quien apuñaló a Lucía.

Cabe recordar que la muerte ocurrió en medio de un hecho confuso en el barrio Nahuel Hue.

Puntualmente, la situación, según indica Mariela, comenzó dentro del bar Lo de Carlitos, en la calle Pedro Giachino. “Seguimos pidiendo que se investigue, porque estamos seguros de que, más allá de que la asesina de mi hija es una menor de edad, hay responsabilidades de muchas partes, partiendo de la gente del mismo lugar donde estaban”, dice ella al respecto.

“Todo hubiese sido diferente si los dueños del bar hubieran retenido a los jóvenes en el lugar, o si hubieran llamado a una ambulancia para que atendieran a mi hija allí… Creo que, como adultos responsables, no supieron manejar la situación, ni trabajar con chicos. En los primeros testimonios que tomaron, todos coincidieron en que el hecho había sucedido adentro del local y luego los habían sacado afuera, donde terminaron de matar a Lucía”, cuenta.

“Después, eso se modificó, cambiaron lo que habían dicho, no sabemos por qué, pero yo me quedo con la primera versión y me guío por ella”, apunta.

De esa manera, Mariela está segura que el conflicto se inició dentro del sitio, a la vez que suma agravantes: “En vez de calmar la pelea, sacaron a los chicos afuera, que estaban alcoholizados… Además, supuestamente se trataba de una matiné, pero ya eran las cinco y media de la mañana…”.

Cuando se le consulta cómo evoca a Lucía, Mariela expresa: “La recuerdo feliz”.