EL RECUERDO DE UNA PERSONA DIFÍCIL DE ENCASILLAR

| 17/05/2022

Juan Schröder: películas, peronismo y ecología

Juan Schröder: películas, peronismo y ecología

Juan Schröder falleció a los 85 años, el 3 de octubre de 2021, a causa del maldito Covid…

Describirlo es complicado hasta para el más audaz biógrafo de salón.

Se podría decir que fue un ecologista, y antes, durante y después, un cineasta, siempre comprometido con sus ideales.

El domingo, en la Feria del Libro de Buenos Aires, se presentó su libro “NUCLEAR ¡NO GRACIAS!”, texto en el que trabajó durante años y había quedado a la deriva a causa de la pandemia, cuando los tiempos comenzaron a ralentizarse para casi todas las actividades.

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Tras su fallecimiento, con el empuje de los íntimos, finalmente, la obra vio la luz.

Sonia, su hija, desde Buenos Aires, cuenta: “Mi papá fue un gran luchador de las causas perdidas, y se tomaba un gran trabajo para que dejaran de serlo, que encontraran un cauce, y ahí se metía con todo, se jugaba por entero. Era una persona que no tenía miedo, un gran idealista”.

La mujer recuerda a su padre siempre unido al peronismo, con una ligazón con la política que luego volcó en el ambientalismo. “A través de su militancia, que primero fue político partidaria y después, por decirlo de alguna forma, ecologista, en una época en que no existían los medios que hay ahora, ni WhatsApp, ni Facebook, ni nada, logró agrupar a todos los idealistas como él, que estaban en el país, pero no se conocían entre ellos. De esa manera armó la Red de Emergencias Ambientales”, recuerda.

–¿Cómo surgió su atracción por la ecología? 

–Nunca lo hablé con él, pero creo que fue en la época en que decir que se era peronista era peligroso, en los setenta. Era cineasta, afirmaba que la cámara hablaba por él. Si bien antes había participado en un documental sobre Carlos Gardel (“Carlos Gardel, historia de un ídolo”), el primero que hizo y dirigió fue uno de Eva Perón (“Una mujer, un pueblo”). Se tuvo que correr de esa vía, y empezó a hacer la película “Adiós, reino animal”, sobre la fauna argentina. Acá no había personas que realizaran ese tipo de films. Comenzó a recorrer el país con la cámara, y ahí la gente del interior se le acercaba para decirle los problemas que existían en cada sitio, una contaminación o alguna especie que estaba por desaparecer. Así, se interesó por esos temas y armó una pequeña fundación en Buenos Aires que se llamó TierrAlerta.

–¿Se corrió de la política?

–En realidad, empezó a hacer política por otro lado, porque el cine documental es político, aunque no sea partidario. Trabajaba con lo que tenía dentro: una necesidad de justicia y las ganas de ayudar a los que no eran escuchados… Ese era mi papá…

Pero, desde mucho antes de ese acercamiento a lo relativo a la protección del medio ambiente, había estado el peronismo… siempre, el peronismo.

Su película sobre Evita –la primera que se hizo acerca de esa figura– la terminó en 1971, pero, debido a la censura del momento, demoró tres años en estrenarse oficialmente.

Más allá de eso, Sonia –apenas una niña en aquel momento– tiene la imagen de una joven Marilina Ross cantando en un local donde se proyectaba la cinta de manera clandestina. “Cuando llegaba la policía, todos salíamos corriendo”, apunta.

Su padre fue a mostrarle su trabajo a Juan Domingo Perón, por entonces en Puerta de Hierro, Madrid.

De esa forma, cruzó de continente y, en el otro lado del mundo, cayó rendido ante el líder justicialista. "Lo marcó muchísimo; volvió como enamorado de esa persona que hablaba de una forma diferente a todas las demás”, rememora Sonia.

Tras el impase durante los años de plomo, con el retorno de la democracia, regresó al activismo partidario. Incluso, ya en la primera mitad de los noventa, fue candidato a intendente en Tres de Febrero, por el Frente Grande.

“Pero nunca dejó la militancia ecologista”, aclara Sonia.

Juan Schröder, además, tuvo un rol importante en la legislación ambiental, ya que en 1994 participó en la redacción del artículo 41 de la Constitución Nacional: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo”.

En ese texto constitucional, también se indica: “Se prohíbe el ingreso al territorio nacional de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos”.

“Papá fue convocado y colaboró con ese artículo, que luego impidió la entrada al país de desechos tóxicos”, aprecia Sonia, para luego añadir: “En casa tengo el diploma de constituyente”.

“Y la foto con Perón”, sonríe. 

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