PÉSIMAS CONDICIONES EN EL REFUGIO FREY

| 13/05/2022

Denuncian trabajo en negro, falta de elementos de seguridad, carencia de medios para comunicarse y más

Denuncian trabajo en negro, falta de elementos de seguridad, carencia de medios para comunicarse y más
Fotos: Facundo Pardo.
Fotos: Facundo Pardo.

Franco González trabajaba en el refugio Frey, al igual que el fallecido Manuel Benítez.

Y si se dice “trabajaba” es porque el día siguiente al hallazgo del cuerpo de Manuel, tras soltarle las razones por las que creía que era responsable por lo que había sucedido, le dijo claramente al concesionario, Federico Pajarín, que ya no quería volver.

Franco tiene veintisiete años; Manuel iba por los veintinueve.

Se conocieron en diciembre, cuando Benítez ingresó a trabajar.

González, por su parte, hacía ya un tiempo que cumplía funciones para Pajarín.

“Manuel y yo nos hicimos amigos porque era muy buen compañero. Yo me desempeñaba para Pajarín desde 2020, en diferentes ámbitos: como refugiero, en obras, mantenimiento…”, cuenta Franco, a la vez que pinta un panorama sobre cómo se trabajaba: “Siempre faltaron cosas de seguridad. Pedías y no llegaban, entonces debías llevarlas vos…”. 

“Las carencias iban desde la falta de platos y cubiertos si había mucha gente en el refugio, hasta cuestiones de seguridad”, añade.

Otra de las cuestiones que resalta apunta al trabajo en negro. “De los ocho que éramos, solo dos estaban en blanco”, expresa.

En cuanto al fallecimiento de Manuel, recuerda: “Yo participé en el rescate; me tocó estar ahí y ver cómo estaba mi amigo cuando lo encontramos…”.

“Tuve mucha bronca. En los medios salía que se había perdido, y no era así. Encontramos sus bastones, la mochila y el cuerpo en la senda”, afirma.

Evocando las condiciones climáticas adversas que existían el 26 de abril, cuando Manuel intentó ir al refugio para cumplir con su labor, manifiesta: “No se le dio radio ni material adecuado para subir en un día así… Y tampoco se le informó que el horario en que estaba saliendo ya era tarde”.

Al respecto, rememora: “Manu era un chico muy responsable, que siempre llegaba a horario. Trataba de estar entre las ocho y las nueve de la mañana; en verano le llevaba cuatro horas subir, ya que se estaba recuperando de una hernia de disco. Ese día se levantó a las siete y no lograba conseguir cómo llegar (cabe recordar que, por la nieve, se dificultaba encontrar movilidad). El concesionario estaba al tanto, y no tuvo la intención de ir a buscarlo. Manu finalmente consiguió un taxi y logró empezar a caminar para subir después de las 13. Sin embargo, Pajarín nunca le dijo que pegara la vuelta o que ya no fuera porque era muy tarde”.

Para Franco, Benítez “no tenía experiencia para subir en un día con esas condiciones”

“A Pajarín, eso no le importó”, sostiene.

Y vuelve a los días fatídicos: “A la noche, no había noticias de Manu, y al día siguiente, a las siete de la mañana, le dijimos a Pajarín que había que salir con la CAX (Comisión de Auxilio del Club Andino), pero mandó a otro chico, que fue con dos amigos. Ellos, en verano, tardaban dos horas en llegar, pero, por la nieve, ese día demoraron diez”.

Señala que finalmente se preparó el operativo de la CAX para el jueves. “Fue un grupo a las cuatro y otro a las cinco de la mañana”, precisa Franco, que acudió con ellos. “A las dos de la tarde, aproximadamente, encontramos el cuerpo de Manuel a cien metros del refugio”, dice.

Luego, vuelve a cargar contra el concesionario: “Lo que más bronca nos da es que no mostró interés en ver cómo iba a subir Manuel, con qué ropa, con qué conocimiento… Y no se preocupó en hacerle un seguimiento, porque ni siquiera le dio una radio”.

Cuando se le consulta si en aquella jornada, dadas las condiciones climáticas, era indispensable que una persona acudiera al refugio, Franco opina: “Según el Club Andino y Parques Nacionales, tiene que haber alguien, pero la realidad es que al otro día Parques cerraba la senda, así que no era necesario… O, si no, debería haber subido Pajarín, que es guía de trekking, rescatista… Tiene mucha experiencia, sabía lo que se venía, pero no se preocupó por su empleado”.

Además, indica que el concesionario le solicitó que el fin de semana él acudiera al refugio: “Me parece lo menos humano que existe… Pedirme que subiera para quedarme solo allá, después de haber desenterrado a mi amigo, sabiendo en las condiciones en que lo mandó, y que lo que pasó era evitable…”.

Apunta que, ante su negativa, Pajarín envió “a un porteador (quien lleva las cargas en las expediciones), con muy poca experiencia en lo que hace al refugio, en las mismas condiciones en que fue Manuel, sin radio”.

Antes de finalizar la charla, Franco trae la imagen con que se topó al hallar a su compañero: “Llegó al punto máximo de la hipotermia y se quedó dormido…”.

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