“Tenemos miedo de que la muerte de mi hijo quede impune, que no se haga justicia, como ha pasado con otros casos”, así respondía Ximena Cerda, madre del refugiero fallecido Manuel Benítez, cuando se le consultaba por qué habían decidido marchar por las calles de la ciudad.

Cabe recordar que el joven murió a fines de abril cuando intentaba llegar al refugio Frey para cumplir con su labor.

Ximena, durante la manifestación que en la tarde del miércoles partió desde Onelli y Brown para luego arribar a la sede del Club Andino, en 20 de Febrero 30, mostraba un dolor que traspasaba su ser; su mirada, por momentos, se extraviaba en la nada.

Pese a ese sentimiento abrumador provocado por la pérdida, que en algunos instantes la hacía romper en llanto, siempre sostuvo, con una mano, una bandera pidiendo justicia por su hijo, y con la otra, una foto de Manuel. Primero, encabezando la caminata; después, en las escalinatas de entrada de la institución de montaña.

“Queremos que esto se esclarezca, que los culpables paguen, con cárcel o bien que sean removidos de sus cargos, como el presidente del Club Andino, Martín Enevoldsen, y el señor de Parques Nacionales (en referencia al intendente del Parque Nacional Nahuel Huapi, Horacio Paradela), gente inoperante que está ahí solo para hacer un negociado con los refugios”, sostuvo Ximena, para luego sumar: “Y el principal culpable es el concesionario del refugio, Federico Pajarín, que no fue capaz de socorrerlo, de darle una radio… Le pasa lo mismo al resto de los refugieros que trabaja ahí, sin los elementos necesarios”.

En tal sentido, añadió: “Manuel nos contaba que no tenían handy para comunicarse, y que trabajaban todo el día, sin parar. El señor Pajarín, en Semana Santa, fue al refugio Frey a buscar medio millón de pesos que hizo en esos días, explotando a los muchachos, y les comentó que, con ese dinero, se iba a comprar un velero, mientras que los chicos estaban en negro, sin obra social, ART (Aseguradora de Riesgo de Trabajo) ni nada…”.