El director del Centro Simón Wiesenthal para América Latina, Ariel Gelblung, estará en Bariloche el 21 y 22 de abril, en el marco del primer seminario internacional presencial bajo la premisa: “Distorsión, negación y banalización del Holocausto y otros genocidios. De la memoria reciente y su utilización en discursos de odio: recomendaciones y estrategias para contrarrestarlos”.

En ese marco, mantuvo una extensa charla con El Cordillerano, donde expuso: “Cuando hablamos de discursos de odio, hay que decir que no hay conflicto armado o violento que haya ocurrido en ningún lugar de la tierra en la historia, que no haya empezado con un discurso de odio. Las palabras son siempre el origen de lo que termina con violencia”.

“En el panel que me toca, abordaré con qué elementos jurídicos se puede prevenir o trabajar contra estos mensajes de odio, o qué elementos jurídicos tiene uno para impedir que esto avance. Es decir, no solamente dejarlo en una discusión, sino cómo objetivamente la Justicia puede actuar en estos casos”.

Para hablar de la actividad actual del centro que dirige, Gelblung eligió recordar a Simón Wiesenthal, definiéndolo como “un prócer del siglo veinte, un sobreviviente del Holocausto que dedicó el resto de su vida a la posguerra, es decir, el primer día de su vida fue el último día de la guerra. Era un arquitecto que no pudo volver a construir casas, sino que se fijó la idea de construir ladrillos en la nueva sociedad y lo que necesitaba esa sociedad era Justicia, nunca venganza”.

Simón Wiesenthal.

“Él dedicó el resto de su vida a poder identificar, ubicar y llevar toda la documentación necesaria para que la Justicia en cada uno de los países pueda juzgar, detener y castigar a alrededor de 100 criminales de guerra nazis y a sus gustosos aliados. En 1977, un grupo norteamericano se acercó a Wiesenthal para proponerle que se cree un organismo que pueda continuar su área cuando él no esté y él claramente dijo que como los nazis en algún momento se iban a morir y no iban a estar más, el objetivo que él se planteaba dejar como un legado era tratar de ser el organismo que no existió en la década del 30, para impedir que gente de esta naturaleza tenga poder como para llevar adelante este tipo de políticas”, agregó.

Gelblung describió que, actualmente, el objetivo del centro es la lucha contra el racismo, la xenofobia y la discriminación, el antisemitismo. Después de las manifestaciones de la década de los 90 en la región, y del 2000 en los Estados Unidos, el terrorismo es otro elemento que confrontan.

La situación de la Argentina

Consultado acerca de cómo ve la cuestión antisemita en la Argentina hoy, Gelblung dijo que nuestro país “tiene claroscuros”, considerando que han acontecido “los dos peores atentados antisemitas después de la Segunda Guerra  Mundial, en nuestro territorio en el año 92 y 94 con la Embajada de Israel y la AMIA”.

“En la Argentina ha habido manifestaciones antisemitas muy claras a lo largo de la historia: se ha refugiado a criminales nazis y sus aliados, pero por otro lado, desde la recuperación democrática en adelante, ha habido una política de Estado y eso no es poco en este país, porque es muy difícil mantener una política coherente con el cambio de los gobiernos”, indicó.

“Y desde el año 83 a la fecha, se ha crecido muchísimo en la lucha contra el antisemitismo. El último hito, para mí uno de los más importantes, fue en el año 2020, definir de qué se trata el antisemitismo, ya no es una cuestión subjetiva, sino que hemos adaptado una definición internacional que nos permite diferenciar en qué momento sí y en qué momento no. A partir de ese punto en adelante, podemos educar, pensar políticas, prevenir y castigar cuando corresponde. Y en este caso, creo que Argentina es un ejemplo para toda la región”, opinó el director del Centro Simón Wiesenthal.

Aunque entiende que también hubo altos y bajos: “Todavía hay una enorme deuda en terminar y aclarar lo que la Justicia debe hacer con respecto a los dos atentados. Ha habido casos muy complejos de antisemitismo, pero, por otro lado, hay un compromiso de la democracia argentina de trabajar para entender que es una manifestación más del discurso de odio”.

El “peligroso” caso de Chile

“A veces tenemos más éxito y menos, pero si comparamos con otros lugares del mundo, vemos que en otros países hay problemáticas mucho mayores. Hay manifestaciones de antisemitismo muy graves, que han crecido, inclusive en países que uno no podía imaginar, como es Estados Unidos”, dijo Gelblung, visiblemente preocupado.

Recordó que, en aquel país, “han habido atentados en sinagogas, en centros de cultos diversos, manifestaciones complicadas. Sobre estos temas hay que trabajar mucho, pero tenemos un terreno más fértil para trabajar en la Argentina que en otros países. A mí me toca trabajar en toda la región y la realidad más preocupante que tenemos en la región hoy es en Chile, donde hay una situación altamente peligrosa para la comunidad judía”.

Al respecto, manifestó que “el nazismo no es la única manifestación antisemita en la historia, aunque sí la más grave. Hay improntas antisemitas que vienen desde la vieja enseñanza de la Iglesia católica relacionadas con la inquisición, cada vez que hay un recrudecimiento en Medio Oriente se mueve de eje la situación hacia el colectivo judío como si fuese una extensión del Estado de Israel”.

“Y hay que entender que en Chile conviven todas estas formas complicadas de antisemitismo, con una colectividad judía muy pequeña y con la colectividad palestina más grande del mundo fuera del mundo árabe, con alrededor de 400 mil personas, lo cual representa el 5% del electorado e influye altamente dentro de la política chilena”, describió.

“Entonces se mezcla muchísimo la idea de incomodidad hacia lo que tenga que ver con lo judío relacionado con el conflicto en Medio Oriente y esto se transmite en la política nacional, generando hostilidad hacia la pequeña comunidad judía”, recalcó.

En tal sentido, recordó que en Chile existe el club de fútbol que milita en primera división, el Club Deportivo Palestino, que hace unos años reemplazó el número uno de sus camisetas, con un mapa del viejo territorio de Palestina.

“Uno puede entender que exista un conflicto y como conflicto es complicado, pero haciendo esto, han negado la existencia de Israel, eso es el arma de destrucción de otro Estado. Hacen de cuenta que Israel no existe y si Israel no existe, qué pasa con esa población que vive ahí, por lo que también se está promoviendo la idea de un genocidio”, concluyó Gelblung.