19/03/2022

La historia del “basurero del mundo” en el desierto de Chile

Estas prendas, con la etiqueta puesta, forman parte de lo que se llama fast fashion: indumentaria que no llega siquiera a venderse y terminan el el desierto de Atacama, Chile.

La historia del “basurero del mundo” en el desierto de Chile

Zapatillas, pantalones, vestidos, e incluso, guantes de nieve: en el desierto de Atacama, en el norte de Chile, se puede encontrar de todo.

Miles de toneladas de desechos textiles —provenientes en su mayoría de Estados Unidos, Europa o Asia—, terminan aquí, formando enormes montañas de prendas de segunda mano en el desierto de Atacama.

Chile es el mayor importador de ropa usada de Sudamérica. Pero se calcula que de las 59.000 toneladas que entran al año, más de la mitad va a parar a vertederos clandestinos.

Para llegar a este inmenso cementerio textil hay que dirigirse a Alto Hospicio, una localidad austera con algunas fábricas en funcionamiento. Para allá fuimos. El sol pega fuerte y la humedad es inexistente.

 La industria de la moda es la segunda que más contamina en el mundo. Algunos datos: para fabricar 1 jean se necesitan 7500 litros de agua; el 85% de los textiles producidos terminan en basurales o son incinerados; y cada segundo se quema el equivalente a un camión lleno de ropa.

El concepto que antes era “fast fashion”, la moda rápida que produce nuevas temporadas en tiempo récord a muy bajo precio, ahora pasó a ser “trash fashion”, es decir: moda basura. La ropa muchas veces se tira antes de que se pueda vender.

El impacto ambiental

Existe un impacto ambiental claro: contaminación de las napas de agua, humo tóxico a través de las quemas y de la liberación de microplásticos de las prendas al ambiente que muchas veces llega hasta el mar.

También existe un impacto social: miles de prendas desperdiciadas que podría evitar que personas pasen frío, que tengan un mejor calzado y que aprovechen esos recursos que el mismo sistema deja de lado. Esto no pasa. Camiones con ropa son tirados de manera ilegal durante la noche.

Qué hacer como consumidor de ropa

Como consumidores podemos intentar esquivar las tentaciones del marketing, consumir menos y consumir a productores locales.

También podemos elegir textiles que no utilicen tanta agua. De hecho ya hay grandes marcas que lo diferencian en sus etiquetas.

Otra alternativa es comprar ropa que ya haya sido utilizada para que así siga en el circuito. También vender o donar ropa en buen estado antes de que se eche a perder.

Por parte de las empresas productoras, el ideal es que no hayan temporadas de nuevas prendas cada dos semanas y que lo producido tenga mayor duración. Además de que utilicen procesos de elaboración menos contaminantes.

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