Federico Massoni estuvo a cargo del área de Seguridad de Chubut en dos ocasiones. La primera de ellas, durante el gobierno provincial de Martín Buzzi.

Así, si bien cuando Facundo Jones Huala fue detenido ya no estaba en el cargo (para ese momento, era gobernador Mario Das Neves), dice que tuvo mucho que ver con su aprehensión.

“Toda la investigación que se llevó adelante para atraparlo la hice yo cuando estaba como secretario de Seguridad”, señala Massoni.

En tal sentido, explica: “Teníamos la sospecha de que estaba en Vuelta del Río, en el Pu Lof, donde después falleció Maldonado (Santiago)”.

“Con conocimiento de Fiscalía, del Poder Judicial, mandé al grupo GEOP (Grupo Especial de Operaciones Policiales) a hacer una observación y extraer los elementos necesarios como para poder llevar adelante un allanamiento y una detención”, recuerda.

“Como andaban todo el tiempo encapuchados, costó mucho. Hasta que en un momento, a Jones Huala, que tiene una cicatriz muy particular en la cabeza, se le corrió la capucha y se le vio esa marca; con aquella fotografía, se consiguieron las órdenes de allanamiento y se generó la detención”, desarrolla.

Federico Massoni (foto de Facundo Pardo).

–¿Qué sintió cuando se enteró que en Chile habían liberado a Jones Huala?

–Fue una de las informaciones más tristes que recibí en el comienzo de este año, porque habíamos hecho una lucha muy firme con respecto a la actividad llevada adelante por este grupo minúsculo de terroristas y delincuentes de la RAM (Resistencia Ancestral Mapuche). Esto, tras la noticia anterior, donde el gobierno nacional, de una manera cómplice, apoyaba la liberación de este tipo -en referencia a la acción llevada adelante en su momento por el embajador Rafael Bielsa-, genera que se fervorice el grupo. Ahora nos vamos a encontrar con ese problema: además de que van a querer pasar por arriba de todo el mundo, con la connivencia de los gobernantes nacionales, tenemos un combo que es terrorífico para los habitantes de la Comarca.

–Es decir que usted ve un peligro concreto sobre la Patagonia…

–Sí, este es un antecedente de algo que, si bien no quiero ser tremendista, considero que va a generar un conflicto extremadamente profundo.

–Lo que todavía está en duda es si regresará a la Argentina…

–Ya la liberación es algo extremadamente negativo… Entiendo que hay muchísimas chances de que retorne, porque eso depende de la Argentina y las condiciones que ponga Chile, que con este cambio de gobierno (en referencia a las autoridades trasandinas que sumirán en marzo) dio una vuelta de ciento ochenta grados: en un principio no le querían dar la libertad, porque entendían que no tenía arrepentimiento, en base a las cartas que mandaba, y ahora se la otorgan, con la continuidad de esas amenazas, prometiendo sangre, pidiendo que se pague con violencia la muerte de una persona en Cuesta del Ternero. Todo eso se va a potenciar. Se está armando un caldo de cultivo que será muy difícil de frenar. Lo más preocupante es que no hay ningún tipo de actividad preventiva por parte del gobierno nacional, y acá hablamos de delitos casi en exclusividad de competencia federal.

–¿Considera factible, entonces, que regrese al país?

–Sí. El arraigo lo tiene acá, y los chilenos no lo van a querer allá, aunque, por el cambio político que hay, han asumido este tipo de actitud, como el de darle la liberad, con el fin de tener un acercamiento con este grupo de terroristas. Estos zurdos nefastos lo que buscan, en vez de hacer valer la ley, es ser amigo del delincuente. Es una locura. Antes la complicidad era solo del gobierno argentino, ahora existe también por parte de Chile.

–Usted no estaba a cargo de Seguridad cuando ocurrió la muerte de Santiago Maldonado; ya había pasado por el área y luego regresaría. Más allá de eso, ¿qué opina de lo que sucedió?

–No soy partidario de la dispersión. Creo que si hay una persona o cien que están cometiendo un ilícito, lo que corresponde es la detención y llevarlas ante un juez. Yo siempre le daba intervención a la justicia, no creo en la utilización de mecanismos violentos, como los que las fuerzas de seguridad pueden tener que usar en algunos casos para que haya dispersión. Y, con el tema de Maldonado, me parece que lo que correspondía era generar las detenciones necesarias de todos aquellos que estaban cometiendo un ilícito.

–¿Cómo cree que se podría solucionar, en la Patagonia, la problemática relacionada con la cuestión mapuche?

–Tanto ustedes como nosotros somos extremadamente respetuosos con los pueblos originarios, y ellos tienen los mecanismos necesarios para reclamar las tierras que consideren que les son propias, a través de la Justicia, de los procedimientos judiciales. Para que se culmine con este tipo de actitudes se debe hacer cumplir y respetar la ley, dejarse de demagogias y cuestiones especulativas, porque aquel que no respete la normativa tiene que quedar detenido e ir ante un juez. Y acá no lo están haciendo. Puntualmente, no lo hace Río Negro, porque lo he constatado. En vez de tener una actitud proactiva en el combate contra estos energúmenos, dejan que tomen, no hacen nada, y lloran pidiendo que Nación intervenga sabiendo que no hará absolutamente nada. Cuando llega Gendarmería lo hace con muy poca intención por parte del gobierno nacional, y con órdenes muy claras de no intervenir: parece que custodian a estos delincuentes, en vez de hacer cumplir la ley.

–Considera, entonces, que hasta que no haya un cambio de gobierno a nivel nacional situaciones como las de Mascardi y Los Alerces no se van a resolver…

–Estoy convencido de eso. Hay una complicidad por parte de Nación. De hecho, el presidente, siendo abogado y profesor, paradójicamente, con un gran desconocimiento del derecho constitucional, dijo que la seguridad no le corresponde a ellos, sino a cada una de las provincias, ignorando lo que establece nuestra Constitución.