El refugio General San Martín fue reinaugurado el 21 de abril de 2018 (a 1.564 metros), con la participación de socios y amigos del club, autoridades provinciales, del Plan Nacional de Manejo del Fuego y Parques Nacionales y locales, entre otros. La laguna recuerda al doctor Christofredo Jakob, científico que dictara clases en las universidades de La Plata y Buenos Aires y explorara con detenimiento la zona del Tronador, así como la de los lagos Moreno, Nahuel Huapi y la zona de Pampa Linda. Fue el descubridor de la laguna que años después Otto Meiling bautizó con su nombre, según explican los responsables del Club Andino Bariloche. En sus cercanías se encuentra la bellísima laguna Témpanos, a la que se llega en media hora de marcha. Debe su nombre a los transparentes bloques de hielo flotante que pueden verse en ella durante los primeros meses del verano. El refugio original estaba construido en piedra y madera y fue inaugurado el 17 de febrero de 1952. Está abierto todo el año, administrado por la familia Fidani.

El refugiero Claudio Fidani informó a El Cordillerano que “no hay señal, el Jakob es un centro de recuperación para personas con adicción a redes sociales (risas). Nosotros tenemos 50 lugares disponibles, 50 camas divididas en habitaciones para 4 personas, para dos y una general para 10. Esto se trabaja por reservas así que más de esa cantidad por día no pueden llegar. Hay mucha gente que reserva y después no va. La gente se acomoda un poco, durante todo enero vamos a tener la capacidad llena”.

A través del programa “El Cordillerano entrena” que se emite por la señal radial (93.7) aseguró que “entre la primera quincena y la segunda hay un bache de 3 o 4 días, luego comienza la segunda quincena, en febrero va más la gente de acá y marzo y abril casi todos locales” y agregó que “este verano viene muy bien con respecto a la cantidad de gente, no se si estamos todos preparados para semejante cantidad de gente. Una cosa es estar preparados, pero todos los días tanta cantidad de personas, no es sencillo”.

Fidani recordó “cuando decían 'Bariloche todo el año', allí siempre me preguntaba con ironía '¿quién quiere trabajar todo el año?'. La verdad que nadie puede atender personas todos los días, es una paciencia enorme. La gente arriba llega con una necesidad de contención increíble. Los que vienen son de diferentes lugares, nosotros tenemos muchas personas que hacen travesía, trekking, no gente que hace escalada, esos van al Frey o al Neumeyer. Nosotros tenemos gente de trekking, que por ahí hace cuatro refugios, porque se pueden unir”.

Refirió que “hay mucha gente que llega, que viene con un perfil que necesita de la contención y de la ayuda de los refugieros y ahora a ese perfil se suman otras demandas que tiene la gente. Gastronómicas no, la realidad es que hay mucha gente que no se dedica a la montaña y que podrían viajar a otros lugares y ahora están viniendo para este lado. Entonces no es gente de montaña, el esfuerzo muchas veces los sobrepasa y cuando llegan al lugar es como que piensan 'qué es lo que me corresponde por lo que logré'. Ahí están los chicos trabajando, en esta red de refugios que hacen a la comunicación, la inscripción, los registros, saber por dónde están caminando todos, también atendiendo a los llamados de Parques que pregunta por gente, creo que hay como 25 personas trabajando en los refugios hoy para atender esa demanda”.

Dentro de la tarea habitual que hacen los refugieros y sus ayudantes se encuentran los senderos, “el sendero del Jakob nosotros lo mantenemos con un metro y medio para cada lado, así que el sendero es cómodo, transitable y en esta época es muy fácil, salvo la tierra, el resto es fácil”, indicó.

Consultado sobre recomendaciones y precauciones para los que nunca fueron, para aquellos que son turistas, dijo: “Básicamente hacer el registro para avisar a dónde van, contar con la suficiente cantidad de agua para la caminata, siempre hay que estar hidratado, salir con tiempo, tener buen equipo, chequear el clima, cosas básicas” e indicó que “una cosa importante que te puede pasar es tener un problema con las chaquetas y ser alérgico, por todos lados hay chaquetas. Allí se recomienda llevar algo que aconseje el médico. El tema es adentrarse en la montaña, disfrutar, son 5 horas, se puede hacer en 7, también se puede hacer en 3 o 4, los turistas van bien, cada vez mejor, el problema somos nosotros. La verdad que eso 'del turista tiene la culpa', ya no es así. En la montaña ya la gente no deja basura, hay otro concepto”.

Por último, Claudio Fidani mencionó que “nosotros subimos las cosas a caballo al refugio, es un punto delicado en la discusión diaria, si el caballo rompe o no rompe. Nosotros tenemos dos pilcheros que suben los martes y los viernes, en este valle antes había 500 vacas y quédense tranquilos que el día que nosotros sepamos que vamos a romper el lugar que tanto queremos, no lo vamos a hacer más. Hay ecuaciones que se deben empezar a discutir, si yo quiero vender 200 mil refrescos arriba y utilizo el sendero del Parque Nacional que es de todos y lo destruyo por vender esas 200 mil gaseosas, alguien me tiene que decir que no lo haga”.

En la página de informes digital (refugiojakob.com.ar) se indica que el refugio General San Martín comienza en la picada sobre la Ruta 252, a un kilómetro del puente vial sobre el arroyo Casa de Piedra. Al caminar 800 metros se ingresa en un bosque alto de coihues, y luego se desciende hasta las orillas del arroyo Casa de Piedra. Se cruza un puente colgante y se sigue hasta un bosque alto desde donde empieza a pronunciarse la pendiente, hasta encontrarse nuevamente con el arroyo, donde hay un puente. Allí se atraviesa el arroyo, y se caminan 45 minutos para acceder al refugio. El sendero está en perfectas condiciones. La caminata es larga (5 a 7 hs) y se recomienda llevar calzado cómodo y apropiado.