CUANDO EL BATERISTA DE A.N.I.M.A.L. HIZO MÚSICA PARA LOS MÁS CHIQUITOS

| 12/01/2022

El recuerdo de una charla donde Martín Carrizo destacaba el trabajo con su hermana Caramelito

El recuerdo de una charla donde Martín Carrizo destacaba el trabajo con su hermana Caramelito

Para los periodistas, en ocasiones, una noticia relacionada con alguna persona reconocida puede deparar algún recuerdo como: “Yo a él lo entrevisté cuando hizo tal o cual cosa…”. A veces, la mención puede ser a partir de algo feliz: por ejemplo, que alguien recibe un premio y dispara la remembranza. Pero la evocación puede venir, también, por lo menos deseado: una muerte.

Martín Carrizo falleció.

Tenía cincuenta años y padecía esclerosis lateral amiotrófica.

Quien suscribe tuvo el placer de conversar con él en noviembre de 2004. Todavía faltaba para que trabajara con el Indio Solari, pero ya había tocado con Gustavo Cerati, y en ese momento se producía un fugaz reencuentro con A.N.I.M.A.L.

“Soy un tipo que pelea por sus sueños y, después de haber recorrido tantos caminos fuera de la banda, tuve ganas de hacer música fuerte nuevamente”, decía.

En cuanto a la experiencia de trabajar con Cerati, señalaba: “Soy fan de Soda Stereo. Siempre me gustó lo que hacía Gustavo, así que se trató de un placer increíble. Le doy gracias a Dios por haberme concedido el honor de tocar con él; lo disfruté muchísimo, fue cumplir uno de los sueños más grandes de mi vida”.

“Una de las cosas que me caracterizan es que cuando participo en algo lo hago de corazón. No me gusta ser sesionista; me agrada tocar con mucha gente, pero por una decisión propia y con la idea de disfrutarlo”, contaba Martín.

Y, en el sendero musical, también había colaborado con su hermana, que en aquel momento actuaba para los más chiquitos. Al respecto, manifestaba: “Compuse, grabé, mezclé y produje todos los discos de Caramelito; las letras las hace ella. Me abrió muchísimo la cabeza. Aunque parezca difícil de creer, me ayudó a componer para el nuevo disco de A.N.I.M.A.L. (Combativo)”.

En tal sentido, profundizaba: “Respeto a los chicos y siento que son muy inteligentes; se trata de personitas que todavía no están enviciadas. Cuando hacés algo para ellos, enseguida te das cuenta si les gusta o no. Si a un nene le ponés una canción que no le agrada, a los treinta segundos se da vuelta y se va. No tienen prejuicios, les podés hacer una cumbia, un reggae, un rock, un tema de música electrónica, y si les gusta lo van a escuchar, no les importa el género; si su corazoncito y sus piernitas se mueven, alcanza y sobra. Sentí que era componer sin limitaciones”.

Aquella, de hace algo más de diecisiete años, fue una conversación con alguien que daba la impresión de ser un buen tipo.

Descanse en paz.

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