Ambiente campestre. Mucho sombrero y boina.

Los caballeros gauchescos, aquellos de más edad, sacaron a relucir las pilchas más elegantes que desde hace tiempo aguardaban una ocasión para ser vestidas.

Durante el sábado y el domingo se realizó, por primera vez en la zona, una fiesta del Gauchito Gil, y el escenario escogido fue el campo de la familia Acuña, junto al puente Ñirihuau.

Hubo baile, taba, concurso de hacheros, destrezas, desafíos de bastos con encimera  (el jinete utiliza estribos y no debe perderlos), y música en vivo, en un cartel en el que destacó la presencia de Sele Vera y Los Pampas.

Todo comenzó el sábado, cuando la misma Selena Vera, cantante de la conocida agrupación musical, en cumplimiento de una promesa, encabezó una cabalgata (con ochenta y dos montados) desde Circunvalación hasta al terreno de la jineteada.

Adrián Pérez es el mánager y baterista del grupo, y fue uno de los organizadores del acontecimiento de tono gauchesco. “Por la pandemia, fue todo bastante complejo; no sabíamos si la gente nos iba a acompañar, porque hay muchas personas aisladas, pero, gracias a Dios, tuvimos una asistencia importante”, dijo.

“La idea es que esto vaya creciendo. Si bien Bariloche es una ciudad grande, con mucha gente abocada a lo relacionado con los caballos, no se hacen grandes fiestas. Nuestra idea fue dar el puntapié inicial, y, el año próximo, si todo va bien, que sea un poco más importante”, afirmó.

Adrián agradeció a la familia Acuña, “que volvió a confiar en programar eventos en el campo”.

“Durante muchos años, este fue un lugar tradicional para las jineteadas”, detalló.

Pero, con una sonrisa, admitió: “Yo no tengo ninguna relación con los caballos. Me dedicó al sonido en general, a la parte musical, y a todo lo que se refiere a organización y tramiterío”.

Quien sí está vinculado a los equinos es Sergio Ambrosino, otro de los organizadores.

Se juntaron hace un año y medio, y comenzaron a llevar adelante destrezas en el barrio Vivero.

Luego, pasaron al campo de la familia Acuña.

Sergio tiene veintiséis años, y es jinete desde los dieciséis.

“En Bariloche son muy pocas las fechas de jineteadas; estamos intentando que esto se reactive”, indicó.

Lo de montar a caballo no es la única diferencia con Adrián.

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“Personalmente, no soy muy devoto del Gauchito Gil, pero hay gente en Bariloche que sí”, sostuvo Sergio, mientras que Adrián, cada vez que toma la ruta junto al resto de Sole Vera y Los Pampas, no olvida nunca tocar un bocinazo cuando pasan por un altar pagano, para que el Gaucho acompañe y resguarde el viaje.