Ante los incendios en la zona de los lagos Martin y Steffen, el viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Sergio Federovisky, dijo que hacía meses que habían advertido a las provincias, debido a la sequía, que realizaran labores “en esquemas de prevención”. Y ejemplificó hablando de la necesidad del “manejo de forestaciones abandonadas, la limpieza de espacios por debajo de las líneas de alta tensión, y la eliminación o reducción del combustible sobre el suelo”. En tal sentido, consideró que “era necesario trabajar en ese contexto, con esas premisas, para llegar en mejores condiciones”. El exguarparque y reconocido ecologista Alejandro Beletzky, ante esas consideraciones, sostiene: “Culpar al residuo forestal es creer que un parque nacional es una plaza… se trata de un error”.

Lee también: Sergio Federovisky y los incendios en la Patagonia: “No debe haber condiciones más adversas que estas”

“Los parques nacionales son zonas de sostén de la biodiversidad, donde la naturaleza por milenios creció y se desarrolló con sus múltiples formas”, señala Beletzky, para luego ahondar: “El bosque es la casa grande de miles de especies de insectos, aves, mamíferos, roedores, hongos, helechos, etcétera; y todo funciona desde siempre, perfectamente en equilibrio: un árbol que muere es refugio de otros habitantes, y luego otros microorganismos más pequeños lo descomponen para volver a transformarse en suelo”.

“Limpiar el bosque no es más que una torpe mirada de los extractivistas, que afuera de los parques ya no dejaron nada y ahora van por lo último que nos queda”, apunta, en referencia al extractivismo, es decir el proceso de extracción, e incluso eliminación, de recursos naturales y materias primas provenientes de la tierra, con el fin de realizar ventas en el mercado mundial; los ejemplos clásicos se relacionan con el oro, los diamantes, la madera y el petróleo.

En ese sentido, Beletzky opina: “Es absurdo pretender justificar algún saqueo más para supuestamente evitar incendios… Tal debate no da para más”. 

“Lo que sí debemos pensar y evaluar es hacer tareas de mantenimiento en las zonas perimetrales a campamentos de turismo, ya que allí se puede desatar un foco por un fogón”, explica. 

Así, manifiesta que “lo correcto es asegurar que, en etapas críticas como esta, no se prendan fuego en los bosques”.

“El que sea detectado haciéndolo que pase varios años pagando multas exorbitantes, y que esos dineros se direccionen a educación ambiental y prevención de incendios”, dice, sin medias tintas.

Ahora bien, una vez que ya se produjo un incendio, Beletzky evalúa: “Después del fuego, se debe asegurar usar lo caído, y en algunos casos lo quemado, para colocarlo transversalmente a las pendientes y así frenar aludes de agua y tierra, formando terrazas naturales de sujeción del suelo, que, por cierto, aquí en la cordillera no tiene más de entre sesenta y ochenta centímetros de profundidad, y tardó muchísimo en constituirse, y este y todos los incendios destruyen su base vital, necesitando decenios para recuperarse”.

Lee también: Las acciones a seguir una vez que se desata un gran incendio

De esa manera, el ecologista aprecia: “Parques Nacionales tiene un importante número de biólogos, ecólogos, etcétera. Se necesita ponerlos a trabajar en la recuperación urgente y verdadera. No alcanza plantar cien o diez mil árboles, lo cual, en realidad, salvo algunas experiencias, jamás se hizo. Se debe asegurar el no ingreso de ganadería, y, reitero, desarrollar diques transversales con los árboles quemados, para evitar la pérdida de suelos por escorrentía en lluvias; se precisa evaluar y realizar siembra masiva de gramíneas autóctonas y arbustos para recuperar una vegetación mínima”.

Además, recalca que “los combatientes, una vez controlado el perímetro, deben apagar los focos internos, cuidando los espacios verdes que, por azar, no se hayan quemado”.