Muchas veces se suele hablar de lo que se tendría que haber hecho para que un incendio no se expandiera. Pero qué pasa una vez que el fuego llegó y parece salirse de control...

Está el ejemplo de lo que se vio -y aún se ve- en la zona del lago Steffen. Al respecto, el ecologista y exguardaparque Alejandro Beletzky considera: “Con esta intensidad de fuego, solo se puede planificar el ataque pensando su avance hacia adelante, y preparando grandes líneas de cortafuego con mucha agua, motobombas y pozos intermediarios, rogando que el frente no arribe a la peor hora y con viento”. 

“Si no es así, solo la llegada del otoño o una gran lluvia puede detener un incendio así, como ocurrió esta vez: Tata Dios mando la operación aérea masiva que empapó la zona y la región”, apunta.

Más allá de la referencia “divina”, afirma que se debe “concentrar y organizar sistemáticamente el mayor número de combatientes con ropa adecuada y las herramientas necesarias”.

Y no olvida mencionar un reclamo en el que insiste desde hace tiempo: “Sin duda, si pudiéramos contar con dos grandes hidroaviones, del tipo Bombardier 415 (los antiguos Canadair) o los rusos Beriev Be-200 Altair, que actuaran en tándem, el fuego no se hubiese escapado”.

En tal sentido, indica que estos aviones permiten la posibilidad de frenar un incendio hasta que se produzca un ataque por tierra efectivo.