A Hugo Painemil, quien durante cuarenta y dos años se desempeñó como operador televisivo en Bariloche, le tocó vivir la época donde se hacía el servicio militar, y en un momento que distaba de ser medianamente bueno: 1977, bajo la dictadura militar y con el peligro latente de ingresar en guerra con Chile por el conflicto del Beagle.

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“Hice la colimba en la Compañía de Ingenieros de Montaña 6”, recuerda Hugo a los sesenta y tres años.

“Primero nos dieron una instrucción referida a lo que ocurría en Tucumán, contra la guerrilla”, rememora (como ya se dijo, eran días sangrientos en la Argentina).

Y continúa: “A mitad de año nos cambiaron la instrucción militar, porque había un conflicto con Chile. Nos enseñaron lo que es una guerra de un país contra otro”.

“Nunca tuvimos un momento de paz; salíamos de una y nos metían en otra…”, recuerda.

Así, llevado a hablar de aquellos años, expresa: “La colimba duró como catorce meses… después, en vez de la baja, nos dieron licencia. Me vine a casa, pero no me devolvían los documentos… Y nos volvieron a incorporar, porque la guerra con Chile parecía inminente”.

“Bariloche en ese momento estaba lleno. Había soldados en el INTA, y por la radio consultaban quién podía recibir para las Fiestas a uno en su casa. Pasaban los tanques por las calles de tierra…”, evoca.

“Aquella vez que me volvieron a llamar estuve solo unos pocos días”, dice.

Luego llegaría la mediación papal, que culminaría, ya en democracia, y tras un abrumador apoyo en la Argentina a través de una consulta popular no vinculante, con la firma del Tratado de Paz y Amistad entre ambos países en 1984.