ILUSIONES A BORDO DE LA VOLKSWAGEN KOMBI

| 21/11/2021

En la costanera de Bariloche, soñando con México y Alaska

En la costanera de Bariloche, soñando con México y Alaska
Fotos: Facundo Pardo.
Fotos: Facundo Pardo.

Al cronista le ha tocado hacer entrevistas en sitios extraños y situaciones raras.

Viene a la mente, por ejemplo, una charla con León Gieco en un espacio minúsculo utilizado como maletero en un hotel.

Varias conversaciones “en tránsito” en aeropuertos, incluso una con un cantautor español famoso (casi un prócer) que no tenía problema en seguir hablando, a pesar de que el capitán del avión ya clamaba por su presencia para poder despegar.

O aquella ocasión donde los músicos de un grupo folklórico, para poder dialogar con tranquilidad, lo invitaron a ir en una trafic hasta un lugar donde tenían pautado un reportaje televisivo.

Incluso, el momento en que entrevistó a un invitado de la mesa de Mirtha Legrand, en un sillón, al costado del living donde la diva realizaba sus famosos almuerzos.

O aquella vez que, por hablar con un gobernador que ingresaba a la residencia presidencial de Chapadmalal para una reunión con el efímero presidente Adolfo Rodríguez Saá –aquel, tras una semana en el cargo, sería su último día como primer mandatario–, tuvo que sufrir que el auto en el que el político se trasladaba pasara por arriba del dedo gordo de su pie…

Pero nunca, nunca, nunca, había hecho una entrevista sentado en un inodoro.

Un rato antes, caminando por la costanera, se había topado con dos Volkswagen del mítico modelo Kombi, con sus puertas laterales abiertas, y un muestrario de artesanías, sahumerios y condimentos a la venta.

Tras presentarse, el periodista fue invitado al interior de unos de los vehículos para conversar.

Y, tras llevar varios minutos de charla, se le ocurrió preguntarle a la pareja que tenía enfrente cómo hacían con el aseo personal y demás cuestiones de esa índole (dónde iban al baño, bah).

Fue entonces cuando Marcos Estanga, “piloto” del Tata (tal el nombre con que bautizó a la Kombi en honor a su padre, que tenía un colectivo llamado así), señaló hacia donde estaba sentado el interrogador y le dijo: “Ese es el inodoro”.

El cronista miró hacia sus sentaderas, y apreció que bajo el almohadón estaba el cubículo utilizado para… bueno, para lo que se usa un artefacto de ese tipo, claro está.

Marcos, de treinta y cinco años, nació en Luis Guillón, cerca de Ezeiza.

Jorgelina Fiore, de veinticuatro, es de Bolívar.

Se conocieron en La Plata, donde ambos fueron a estudiar.

Él, veterinaria; ella, psicología.

Desde hace cuatro años están en pareja.

En la ciudad de las diagonales, ella trabajaba como acompañante terapéutica y él era cocinero en un restaurante.

Pero, desde hace un tiempo, patearon el tablero y comenzaron a llevar una vida de “viaje permanente”.

Marcos se había comprado la Kombi justo antes de conocer a Jorgelina, y ya juntos se pusieron a hacer las remodelaciones necesarias.

“Queríamos viajar con cierta comodidad e ir trabajando en el camino. Habíamos juntado un poquito de plata como para arrancar y dijimos: ‘Vamos a ver qué sale’”, contó él.

Así, antes de la llegada del COVID partieron rumbo al norte.

“Estábamos por cruzar hacia Bolivia, pero en Tilcara nos agarró la pandemia”, dijo.

Su compañera añadió: “Estuvimos un mes y medio ahí, más o menos… No podíamos hacer nada... Nos estábamos 'comiendo' los pequeños ahorros que teníamos. Cuando ya no daba para más, volvimos a La Plata”.

Este año, en junio, decidieron ir por la revancha.

Partieron con la idea de recorrer sin planear demasiado: todo se decide en la ruta.

Ya pasaron por San Luis, San Juan, Mendoza, Neuquén y, ahora, Río Negro.

“Vamos a ir hasta Ushuaia, después volveremos, para acomodar algunas cosas de la combi y saludar a la familia, y partiremos nuevamente”, indicó Marcos.

La intención es, esta vez sí, cruzar la frontera.

“No sabemos por dónde iremos, si para el lado de Uruguay, Chile o Bolivia, depende cómo estén las cosas en ese momento”, expresó el cocinero.

De lo que están seguros es de lo que seguirá luego: “La idea es llegar a México”, manifestaron al unísono.

Se mantienen con la venta de artesanías que realizan ellos mismos.

Además, de vez en cuando, Marcos despunta el vicio de la cocina y prepara platos que ofrecen a quienes pasan por delante de la camionetita.

Justamente, una vez fuera del país, pretenden hacer comida típica argentina, como, por ejemplo, empanadas.

“Disfrutamos mucho de este tipo de vida”, señaló Jorgelina.

“Nos cruzamos con un montón de viajeros. Todos estamos en la misma situación, dando vueltas…”, agregó Marcos.

Y, justamente, otros que están “dando vueltas” son Flavia Pettini y Valentín Vera.

Ella tiene veintinueve años; él, treinta y dos. Hace catorce que están en pareja

Son de Santa Fe.

Es la primera vez que parten a la ruta con esta modalidad.

La idea les surgió en un viaje “normal” a Bariloche.

Estaban parando en un hotel, y desde la ventana observaron un motorhome. 

Ahí les “picó el bichito”.

Comenzaron a investigar cómo era llevar una vida en el camino, y les encantó lo que les contaban.

“Vendí una moto y compramos la Kombi”, informó Valentín.

El asunto es que lo hicieron el 16 de marzo de 2020, apenas unos días antes de que se declarase la cuarentena.

Él trabajaba en una distribuidora de bebidas; ella estudiaba profesorado de matemáticas y cuidaba chicos.

Ahora, desde que al fin salieron a la ruta, venden artesanías, alfajores de maicena y pochoclos.

Flavia detalló que la pochoclera la compraron en Necochea (porque primero fueron para el lado de la costa) cuando observaron que ellos estaban vendiendo poco y un pochoclero despachaba al por mayor.

Hoy, el pochoclo es su fuerte.

Aunque cabe destacar que, por el lado de las artesanías, las Kombis que hacen en porcelana fría son muy bonitas.

Flavia y Valentín, en realidad, tenían pensado partir el primer día del año próximo.

Pero no aguantaron la espera.

Él renunció a su trabajo y el 3 de octubre salieron de Santa Fe a bordo de Isabela (así bautizaron a la Kombi).

Viajan con un perro labrador.

También, al igual que Jorgelina y Marcos, se dirigen a Ushuaia.

Desde allí, quieren ir a Alaska… o hasta donde lleguen, pero felices.

Y, mientras Jorgelina y Marcos sueñan con México, y Flavia y Valentín imaginan cómo será Alaska, en la costanera de Bariloche, comparten sus ilusiones viajeras.

¿Que opinión tenés sobre esta nota?


Me gusta 0%
No me gusta 0%
Me da tristeza 0%
Me da alegría 0%
Me da bronca 0%
Te puede interesar
Ultimas noticias