“Ser payamédica está buenísimo”, definió en primer lugar Romina Santanocito y agregó que es una actividad potente, un cruce entre el arte y la salud. Después de suspender las actividades por la pandemia, comienzan hoy a encontrarse nuevamente los espacios para que vuelvan las sonrisas. 

Descubrió su amor por esta técnica terapéutica en 2012 y aclaró en el programa GPS de El Cordillerano Radio que cuando descubrís este mundo, te das cuenta que “no es cualquier cosa”. El vestuario tiene un sentido, el color de la nariz y cada detalle de su construcción. 

El llanto de niños en el vacunatorio se detiene cuando ingresan los payamédicos. Esa imagen está grabada en la memoria de Romina, entre tantas. 

“Acompañamos la recuperación emocional de las personas, trabajamos en salas de espera y en distintos servicios del hospital como pediatría, oncología”, contó. El payaso juega con quien esté disponible a hacerlo. Y la idea siempre es hacerlo con el aspecto sano, “con lo que sí puede hacer, independientemente de su situación”. 

No hay guion. Están dispuestos a construir el juego para la ocasión. Los payamédicos tienen formación teatral y de cuestiones básicas vinculadas al concepto de salud, bioseguridad y sobre en qué lugares no hay que meterse. Por ejemplo, no nombran al corazón. “Trabajamos con la potencia, no con la falta”, acotó. 

El terreno de acción es muy amplio porque su tarea nació de la mano del médico psiquiatra y actor José Pellucchi en los hospitales, pero luego se reprodujeron a otros espacios como centros de adultos mayores. 

La pandemia llevó a los payamédicos a sus casas. “Fue lo primero que retiraron de los hospitales, no somos personal esencial. Y lo hicimos para cuidarnos y cuidar a los demás”, contó Romina. Agregó que hubo intervenciones a través de dispositivos tecnológicos para tener contacto con los pacientes, aunque aclaró que esa actividad no la realizaron en Bariloche. También relató que durante el aislamiento, se dedicaron a hacer campañas de concientización sobre las medidas preventivas en la pandemia. 

El objetivo ahora es retomar las actividades en los espacios abiertos. Y también podrán realizar sus intervenciones en las ventanas del hospital. “Nos estamos organizando, el requisito es estar vacunado”, comentó. 

La orgullosa payamédica responde rápido a la afirmación de gente que asegura que los payasos dan miedo. “Siempre digo que se cruzaron con los equivocados, porque el payaso tiene que ver con la inocencia de un niño o niña de cuatro años. Eso nunca te puede incomodar”.