Tras el domingo electoral, salieron a relucir porcentajes; se habla de ganadores y perdedores, y los políticos piensan en cómo manejar la publicidad de cara al regreso a las urnas en noviembre.

Pero hay otro dato de aquella jornada que ya casi nadie recuerda: se observó una clara diferencia en la concurrencia de votantes entre la mañana y a partir del mediodía.

Temprano, muy pocos se acercaron a emitir su sufragio, pero pasadas las once la cosa cambió, y comenzaron a verse colas afuera de los colegios habilitados para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

El ministro de Obras y Servicios Públicos de la provincia, Carlos Valeri, justamente, tras pasar por el cuarto oscuro, al detenerse fuera de la escuela secundaria N° 2 para conversar con un periodista, se refirió, algo en broma, pero mayormente en serio, a la importancia de los aleros en el ingreso a las instituciones educativas. 

Cabe remarcar que un alero, es decir la parte inferior de una techumbre que sobresale de una fachada, si bien tiene, también, una finalidad decorativa, persigue, principalmente, el objetivo de desviar el agua de lluvia. 

Y, como Valeri es arquitecto, no dudó en remarcar la utilidad de esa saliente, mientras realizaba la entrevista bajo un reparo de ese tipo.

Porque, en Bariloche, la jornada electoral estuvo marcada por el mal tiempo: nieve y lluvia confluyeron para perjuicio de quienes querían sufragar.

Pese a ello, la situación climática no bajó el caudal de gente, o, si lo hizo, no fue en gran cantidad.

Porque, si bien no es que los ciudadanos se volcaron en masa a las urnas, el alrededor del sesenta y cinco por ciento del padrón que lo hizo fue superior al número que los políticos locales, en su mayoría, esperaban.

Más allá de cierta resistencia de muchos habitantes a escoger a un candidato, dado el alto grado de descreimiento en la clase política en general, estaba el contexto de la situación de pandemia.

Así, el miedo al contagio era otro punto tenido en cuenta a la hora de vaticinar pocos votantes.

A eso, se sumaron las nevadas tempraneras y la lluvia que siguió.

Incluso, en las primeras horas de apertura, en aquellas escuelas céntricas cercanas al lago, también se sentía con fuerza el viento.

El factor climático, entonces, causó que la concurrencia fuera muy baja en el inicio de la votación.

Luego, eso cambió.

A partir de las 11 se observó más gente, y fue in crescendo.

Igualmente, si bien no con tanta saña, el clima siguió haciendo de las suyas, y las lloviznas intermitentes eran una complicación en aquellos sitios donde el arribo de votantes alrededor del mediodía originaba cierta aglutinación afuera de los establecimientos.

Cabe recalcar que no todos contaban con el alero salvador del que habló Valeri.

Lo de la espera afuera fue algo que trajo la pandemia.

Antes, era común ver filas enroscadas en el interior de los colegios, pero raramente llegaban al exterior.

En esta ocasión, con un cupo limitado dentro, había que aguardar del otro lado de la puerta.

En ese sentido, el jefe de Gabinete municipal, Marcos Barberis, durante la mañana del domingo, comentó: “El tema del barbijo y el alcohol en gel ya es algo común en nuestras vidas; pero tenemos que ordenar un poquito el ingreso a las escuelas”.

“Sobre todo en Bariloche, donde el clima no nos acompañó y derivó en que la gente saliera de sus casas más tarde”, añadió.

Al respecto, el funcionario apuntó: “Anduvimos desde temprano en la ciudad y no se veía a nadie en la calle. Pasamos por un par de escuelas y tampoco había filas. Creo que los vecinos tomaron la decisión de salir cuando vieron que el día se abría un poco y la nieve, donde había, se terminaba de ir”.

Así, manifestó: “Creo que la espera afuera es algo nuevo para todos”.

“Para mí, es una cuestión que tendríamos que rever, sobre todo en las escuelas más grandes, donde hay espacios abiertos”, apreció.

Igualmente, señaló: “Este fue un caso atípico a lo que nos venía sucediendo”. Y recordó: “En las últimas seis o siete elecciones, en Bariloche no había llovido”.

La situación meteorológica motivó además inconvenientes de organización en algunas mesas, ya que hubo autoridades que no pudieron llegar a tiempo para la apertura de los comicios y atrasaron el arranque. Aunque también es cierto que se produjeron casos donde se indicó que no se las había convocado debidamente.

Esta demora afectó al propio Barberis, quien comentó: “A mí me tocó votar en Colonia Suiza, y la mesa abrió recién a las nueve y cinco, con autoridades que tuvieron que llevar desde el centro de la ciudad”.

En cualquier caso, el jefe de Gabinete no olvidó agradecer al personal abocado a la resolución de inconvenientes derivados del mal tiempo: “No nos queda más que resaltar la labor desarrollada por los trabajadores municipales desde temprano. En la zona Sur de la localidad, la situación estaba complicada, por lo que se inició con las tareas a partir de las cinco y media de la mañana”, dijo.

Con la mirada puesta en los próximos comicios generales, el político consideró: “Creo que en noviembre el clima va a ser más benévolo”. 

Más allá de eso, indicó que, si bien los nuevos protocolos deben ir adaptándose al llevarlos a la práctica, también: “Los vecinos, como usuarios, debemos acostumbrarnos a ellos y, por ejemplo, salir con más tiempo”.

En definitiva, quizá la situación en noviembre sea distinta y, por diversos factores, ya no se observen colas fuera de los lugares habilitados para votar. Tal vez el tiempo acompañe y los pobladores concurran en diversos horarios, sin que se produzcan “horas pico”. Pero, por si acaso, ¿no convendría pensar en alguna solución? ¿Un sistema de turnos o algo por el estilo?

No vaya a ser cosa de que los próximos comicios encuentren a la ciudad “bajo la fría lluvia de noviembre” de la que habla “November rain”, la canción de Guns N’Roses de principios de los noventa.

La duda está planteada.