Claudio Arpajou trabaja de cartero desde hace 22 años, cuando la correspondencia era totalmente diferente. “No me imagino trabajando de otra cosa” aseguró, quien comenzó sin saber nada sobre el oficio. Al comienzo estaba dentro de una empresa tercerizada por Oca, y luego quedó como efectivo en la empresa.

Oriundo de Bariloche, indicó que ser cartero es “un laburo desestresante” porque muchas veces ofician de “psicólogos” al escuchar las historias y problemas de la gente a la que deben entregar las diferentes correspondencias. En ese sentido, y durante la pandemia, Claudio entendió más a los adultos mayores que no podían salir. “Cada persona tiene un problema” afirmó. Durante el tiempo de pandemia, los carteros fueron los que más trabajaron, según comentó Arpajou, con la entrega de tarjetas.

Por otro lado indicó que el empleo le permitió tener muchas anécdotas, tanto malas como buenas, aunque él prefiere acordarse de los recuerdos lindos. “Muchas veces hemos tenido maltratos por parte de la gente. Somos los primeros a los que se cruzan” manifestó.

Uno de los principales problemas de los carteros es tener que lidiar con los perros. “En Bariloche hay 3 perros por casa y no existe un control” aseguró. Claudio tiene en su haber un par de ataques, con mordidas incluidas, pero sabe de compañeros que han sufrido heridas graves en los brazos en algún ataque. “Es una profesión de riesgo” consideró.

Por último aseguró que dentro de unos años, no se hará más la entrega de cartas bajo puerta y que en el último tiempo la cantidad de cartas bajó cerca de un 81%.