El pasado domingo 5 de septiembre se realizó en la ciudad de Roca, un sentido acto tras el fallecimiento de Héctor, el perro de la Comisaría 31, en el que diferentes vecinos se acercaron para poder despedirse por última vez del can.

Héctor era un perro callejero que, al igual que todos, buscaba un lugar calentito para dormir y un poco de cariño. En su caso, fue el personal de la Comisaría 31 quien le dio resguardo y cuidado por mucho tiempo. Así fue que este pequeño se ganó el cariño, no solo de los oficiales, sino de la gente del barrio. 

Según relataron personas que lo conocían, de chiquito Héctor deambuló por las 500 Viviendas y luego por las 250. Al tiempo, cambió su domicilio y empezó a quedarse con los chicos de la comisaría donde estuvo muchos años.

Cuando empezó la pandemia por el virus Covid-19,  decidieron que se lo llevarían a la casa de alguien, para que no estuviese solo, ya que ya estaba viejo y la institución permanecería cerrada. 

Con el paso de los meses, su salud comenzó a deteriorarse cada vez más, al punto de perder la vista y el oído casi en su totalidad. Y el pasado sábado 4 de septiembre finalmente falleció. 

Toda la gente que lo conocía, lo quería y había compartido con él, inclusive el personal policial, decidieron enterrarlo con honores en el cementerio de mascostas. En medio de un ambiente de tristeza y melancolía Hector tuvo una despedida llena de amor con todas las personas con las que compartió sus días. Mascoteros, vecinos y policías. Todos se acercaron a despedir a su compañero perruno. 

Además, Héctor con alrededor de 17 años se convirtió en el primer perro callejero en tener una "despedida con honores", ya que solo se realiza con perros que hayan pertenecido a la Brigada de Canes. Pero la vida de Héctor merecía un reconocimiento de esta índole.