SU PROFESOR DE BÁSQUET

| 05/09/2021

“Tuco” Alonso recuerda a Lucas Caro: “Tenía una sonrisa muy especial”

“Tuco” Alonso recuerda a Lucas Caro: “Tenía una sonrisa muy especial”
Foto: Fabio Hernández.
Foto: Fabio Hernández.

El 31 de agosto fue el último día de Roberto “Tuco” Alonso como director del Centro de Educación Física (CEF) N° 8. Le llegó el momento de jubilarse. Ha sido –y es– un emblema de la institución.  En tres décadas y media de labor, logró cosechar el cariño de muchos. Entre ellos, Lucas Caro.

El joven, que falleció a fines de febrero cuando fue atropellado por Matías Vázquez en la avenida Bustillo, apreciaba al docente, que supo guiarlo con afecto en el camino del básquet, deporte por el que el adolescente sentía preferencia.

“Era un pibe excelente. Entró de chiquito, y fue creciendo dentro del CEF”, recuerda Tuco.

Califica al muchacho como “muy respetuoso, con una alegría que se le notaba en la cara”.

“Se preocupaba mucho, le gustaba aprender”, apunta.

“Algunos chicos se toman el compromiso de hacer la actividad y otros, además, le suman cosas, que era lo que hacía él”, detalla.

En ese sentido, expresa: “Nos ayudaba mucho. Los fines de semana no le tocaba a su grupo, pero colaboraba arbitrando a los más chiquitos, o estaba en la mesa de control, llevando el tablero o con las planillas”.

“Una de las cosas que me llamaba la atención es que acompañaba mucho a los hermanos”, sostiene.

“Por ahí, él no tenía clases, pero iba a buscar al más chiquito, Santi, que también va a básquet. O a la hermana (Agustina), que hace gimnasia artística”, detalla.

“Mientras esperaba a los hermanitos, me pedía si podía aguardar a un costado, tirando al aro”, rememora, y afirma: “Esas cosas, como profe, te quedan”.

“Si había que llevar al hermano más chico a un encuentro de básquet, lo acompañaba, se quedaba, y colaboraba con nosotros”, cuenta.

Dice que lo conoció adentro del CEF: “Creo que estuve con él desde que Lucas tenía doce o trece años”, indica.

“Con algunos chicos, uno tiene más vínculos que con otros, y, por cómo era él, pasaba eso”, detalla.

Lo recuerda “muy comprometido con el grupo”.

Por eso, cuando el CEF retomó la actividad, tras el parate obligado por la pandemia, hablaron de la ausencia. “Había mucho dolor, porque era muy buen compañero”, asevera Tuco.

En cuanto a su faceta de jugador, menciona que se desempeñaba en el puesto de base: “Se destacaba por la garra y el esfuerzo”, afirma. 

“Siempre recuerdo un partido en Dina Huapi, donde Luquitas dejó todo en la cancha. Ese día estaba el papá mirándolo”, señala.

En cuanto al fallecimiento del joven, precisa que se enteró en la mañana de aquel triste 28 de febrero: “Me avisó una profesora, y lo primero  que se me vino a la cabeza fue negarlo, decir: ‘Se debe haber equivocado, quizá le informaron mal’… Que se te muera un alumno es complicado, muy doloroso…”, reconoce, afligido.

“Lo recuerdo como un chico alegre; tenía una sonrisa muy especial”, asevera, para luego exhalar: “Qué buen pibe que era Lucas…”.

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