Emiliano Ezcurra es director ejecutivo de la Fundación Banco de Bosques, y, durante el período 2016-2019, fue vicepresidente de la Administración de Parques Nacionales, es decir que estaba en el cargo cuando estalló el conflicto en Villa Mascardi.

Desde una postura abierta, con un marcado tono tendiente a bajar las tensiones con las comunidades mapuches, en el “1° Foro Consenso Bariloche”, donde fue disertante, se declaró proindígena.

Justamente, durante su exposición, proclamó que “a mayor conflictividad” se necesitaba más “legalidad e interculturalidad”, en un discurso donde habló de superar grietas “apoyándose en ambas paredes”.

Tras su alocución, se le consultó por una opinión acerca de que en ese instante, mientras se desarrollaba el encuentro en el hotel Inacayal, afuera hubiera mapuches que protestaban, en desacuerdo, justamente, con lo que sucedía dentro. Al respecto, consideró: “Está muy bien que pase esto, lo malo es lo contrario. Ojalá que los que manifiestan ahora, y también el Estado, puedan estar en una próxima reunión con la gente que brindó su testimonio acá, porque no se puede negar la existencia de unos ni de otros”.

Al recordarle la problemática de Mascardi, expuso: “Cuando me enteré, fue muy triste, porque le estábamos poniendo mucha garra a la Mesa Política del Comanejo de los Parques Nacionales Lanín y Nahuel Huapi”.

Sobre aquel espacio de diálogo entre representantes de la Administración de Parques, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y comunidades mapuches, refirió: “Desde una resolución de 2006, hasta 2016, se habían producido muy poquitas reuniones. Incluso alguna gente, dentro de Parques, no tenía onda con la cuestión indígena. Yo provengo de la militancia ambiental, y, por ejemplo, había llegado de laburar con los coyas en Salta, en una campaña contra un gasoducto; también estuve con los wichis en General Pizarro, por la temática de los desmontes… Además, por mi participación en Greenpeace, mantuve mucho contacto con las comunidades, más allá de que, en lo personal, me encanta la cuestión indígena y me fascina la agenda referida al tema. Entonces, durante mi gestión, me prestaron atención y me dejaron laburar y hacer una nueva resolución conjunta con el INAI, jerarquizando a la Mesa Política del Comanejo. Incluso, la actual Administración lo valora, y tengo buen diálogo con ella, tanto en discrepancia como en acuerdo”.

“Por eso, lo de Mascardi me dolió mucho, sentí que hubo manipulación…”, señaló.

“Ya llevábamos más de quince reuniones, las que se hacían en las comunidades, donde podían decirme lo que quisieran, y sin embargo no se usó ese espacio para transmitir el reclamo (de la lof Lafken Winkul Mapu), lo que evidencia que tiene muchas falencias, porque si hubieran ido a la Mesa Política del Comanejo, a transitar esa cuestión, obviamente se hubieran encontrado con que la comunidad Wiritray (lof que incluso tiene un camping en la zona) ya tenía pedimentos sobre ese sitio”, expuso.

Ezcurra remarcó que en las reuniones se manejaban temas diversos y se habían logrado consensos en distintos temas.

“¿Cómo puede ser que en un Parque Nacional, donde se contaba con una agenda vibrante y permanente de encuentro, de repente apareciera eso?”, cuestionó.

Recordó, por ejemplo, que cuando se realizó el intento de desalojo de la zona, lo que derivó en la muerte de Rafael Nahuel, la Mesa Política de Comanejo estaba reunida en Junín de los Andes. “Para mí, fue horrible enterarme de lo que había sucedido”, apuntó.

Tras resaltar que no milita en ninguna agrupación partidaria (“fui parte de un gobierno que me permitió trabajar, nada más”), completó: “Es una picardía, no tenemos que estar en esta situación, con tanta tensión… No tiene sentido para nadie”.