Un importante grupo de organizaciones sociales y ambientalistas se manifestaron la semana pasada bajo la consigna “Panazo” en distintos puntos del país contra la autorización del trigo transgénico HB4. 

Guillermo Folguera es biólogo y filósofo, investigador de CONICET y profesor en la Universidad de Buenos Aires. Explicó en el programa GPS de El Cordillerano Radio (93.7) por qué debe preocuparnos esta aprobación. 

Señaló que este trigo HB4 -una novedad productiva tecnológica- tiene dos características asociadas. Por un lado la resistencia al stress hídrico -poca agua- y a un herbicida llamado glufosinato de amonio. “Las dos características combinadas, lamentablemente, son muy conocidas en el país”. 

Folguera subrayó que por un lado significa seguir corriendo la frontera agrícola e incrementar la deforestación. Ese es un dato preocupante, apuntó, porque Argentina se encuentra entre los 10 países del mundo que más deforestó en los últimos 25 años. 

Por otro lado, la resistencia al glufosinato de amonio promete el avance de un tipo de herbicida que, según químicos ambientales como Damián Marino, tiene una toxicidad más elevada -15 veces- que el glifosato. “Además, el trigo es un cultivo de invierno, por lo tanto se va a alternar con soja y maíz. Eso significa que tendremos toxicidad anual. Además de la interacción de químicos. El escenario es preocupante”, apuntó. 

Folguera indicó que la alianza institucional entre Bioceres y universidades públicas también deben provocar una alarma en este contexto, “es una mirada empresarial de la ciencia y la tecnología”. Esta tecnología -asegura el investigador de CONICET- tiende a concentrar la propiedad y el uso de la tierra, generando mayor desigualdad social. 

“No hay un trigo transgénico equivalente en el mundo”, destacó y agregó que para el país es preocupante su aprobación porque somos un país que consume mucho trigo, hay una incidencia directa en nuestros cuerpos. “¿Por qué se aprueba? Por capacidad de lobby”, aseguró, “es una situación sorprendentemente delicada”.