Pablo Gleiser es un apasionado de la investigación sobre los sueños lúcidos, comenzó a a trabajar en el tema en 2010 con el análisis de datos que se tomaron del Instituto de Psiquiatría de Munich, en Alemania. Información que pretendía comprender cómo es la actividad dentro del cerebro cuando estamos durmiendo. 

Pablo es doctor en Física de la Universidad Nacional de Córdoba. Luego cumplió una estadía posdoctoral en la Universidad de Barcelona en España y al regresar al país se incorporó al Grupo de Física Estadística e Interdisciplinaria del Centro Atómico Bariloche. Actualmente es investigador del CONICET y profesor de la Universidad Nacional de Río Negro. 

Los datos en Munich se consiguen con equipos muy caros, “siempre tuve ganas de hacer mis propios experimentos”. Hoy Pablo colabora con el Laboratorio de Sueño y Memoria del Instituto de Tecnología de Buenos Aires. 

Explicó que los sueños lúcidos son muy particulares porque la persona que está soñando se da cuenta que lo está haciendo. E incluso toma decisiones conscientes dentro del sueño. Los primeros experimentos sucedieron en la década del 70 y se vuelven a tomar en estos últimos años.

Mencionó el trabajo del inglés Keith Hearne, quien hizo pruebas en la Universidad de Liverpool, en Reino Unido, que lograron demostrar correlaciones entre sueños y el mundo exterior. Desde una mesa de laboratorio, una persona durmiente -atado a un polígrafo- fue capaz de mover sus ojos en un modo preestablecido, de izquierda a derecha. Hearne pidió al soñante que si tenía un sueño lúcido, moviera el brazo. Y así lo hizo. 

Hay técnicas para inducir a sueños lúcidos. Una de esas técnicas es estar pendiente a si estás soñando o no, durante todo el día. O estímulos de luz, existen dispositivos disponibles que emiten estímulos lumínicos cuando estamos soñando. Esos flashes pueden aparecer en nuestro sueño de formas muy variadas y ayudar a reconocer que estamos dentro. Pablo está trabajando en un proyecto que será presentado este año sobre el tema. 

“El deseo es importante”, señaló y comentó que sucede que personas lograron tener un sueño lúcido por primera vez luego de asistir a una charla sobre el tema. 

Pablo investiga además sobre el sueño lúcido como terapia. “Si podés acceder al sueño y tener control se convierte en una herramienta terapéutica”, señaló y aclaró que no es una idea propia, de hecho lo trabajó en Alemania con Víctor Spoormaker, científico del Instituto de Psiquiatría Max Planck, en Munich.

Spoormaker usaba los sueños lúcidos para hacer terapias de estrés postraumáticos en los que se trata de enseñar al paciente a acceder a este tipo de sueño para intervenir, por ejemplo, en sus propias pesadillas.