EL FRENTISTA DEBE MANTENERLAS

| 29/07/2021

Veredas intransitables, un eterno problema de la ciudad

Veredas intransitables, un eterno problema de la ciudad
Fotos: Matías Garay
Fotos: Matías Garay

El municipio a través de la Resolución N° 00000888-I-2021 autorizó la fiscalización del estado de las veredas en el área céntrica limitada dentro del radio de las calles 9 de Julio y Pasaje Gutiérrez y entre Brown y 12 de Octubre. En casos de veredas deterioradas, el municipio notifica al frentista y otorga 90 días para su refacción. Si el vecino no cumple con la adecuación el municipio procede a labrar la multa.

A pesar de la normativa y de la fiscalización, las veredas de la ciudad, en determinadas calles, están sumamente deterioradas, lo que resulta en una complicación y hasta un peligro para personas con movilidad limitada. Los desniveles y obstáculos hacen que el peatón transite por la vía asfáltica en vez de trasladarse por la vereda.

Juan Del Valle es coordinador de Movilidad Urbana, de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Urbano, y en diálogo con El Cordillerano expresó que “La obligación de construir y mantener la vereda ya estaba exigida por el Código de Edificación desde la sanción de la Ordenanza 211-I-79, la ordenanza de 2010 simplemente cambia los requisitos de esas veredas”.

“Lamentablemente el hecho de que la obligación de construir la vereda esté a cargo del vecino dio como resultado que la mayoría de las veces la principal preocupación sea resolver el acceso a la propiedad y no la transitabilidad longitudinal. Eso sumado a la topografía compleja de nuestra ciudad hizo que gran parte de esas veredas tengan desniveles y escalones longitudinales y transversales que las hacen intransitables” remarcó.

Respecto a las dificultades que sufren las personas con alguna discapacidad motriz a la hora de tener que trasladarse, Del Valle manifestó: “Muchas veces se cree que la falta de accesibilidad afecta solamente a las personas con discapacidad o con reducción de movilidad, pero la verdad es que si bien para esas personas puede implicar directamente la imposibilidad de trasladarse autónomamente, también nos afecta a todos”.

“Una vereda accesible es más segura y más cómoda para todos. Los escalones y desniveles son peligrosos para todos. A veces resulta tan difícil caminar por la vereda que terminamos caminando por la calzada, con el riesgo que eso implica. Personas mayores, o adultos llevando un carrito de bebé o de compras también se ven muy afectadas por estas situaciones, lo mismo que personas con discapacidad visual” afirmó.

Por último mencionó un programa que facilitaba el trabajo de mantenimiento que deben realizar los frentistas: “Se había puesto en marcha un programa para proveer la mano de obra a los vecinos que quisieran adecuar o renovar sus veredas, quienes únicamente tenían que poner los materiales. Lamentablemente no fueron tantos los vecinos que adhirieron voluntariamente a ese programa y se dio de baja”, se lamentó.

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