VILLA LLANQUÍN

| 29/07/2021

En el paraje, una auxiliar docente sanjuanina revive su infancia de ruralidad

En el paraje, una auxiliar docente sanjuanina revive su infancia de ruralidad
Fotos: Matías Garay.
Fotos: Matías Garay.

“Me llamo Claudia Pinto, sin ‘s’ final; lo aclaro porque siempre me relacionan con el cantante (Abel Pintos), pero no somos parientes”, bromea la auxiliar docente, en un momento de descanso en la biblioteca de la escuela hogar N° 245 de Villa Llanquín.

Está por cumplir tres años en el colegio.

De alguna manera, el paraje le remite a su infancia. “Es volver a cuando yo me iniciaba como estudiante, porque mi primaria se desarrolló en escuelas rurales”, dice.

Y esos pasos iniciales los dio en San Juan, de donde es oriunda.

“Mi entorno era más de ruralidad que de ciudad”, detalla.

Acaba de regresar de un viaje a aquella provincia, y curiosamente afirma que padeció más frío que el que habitualmente suele sentir en Río Negro.

“Allá hay un mes de invierno neto, el resto del tiempo hace calor, entonces todo está preparado para el verano. Por ejemplo, las casas son altas. Me entumí… Salía al sol como las gallinas”, ríe.

Conoció Bariloche hace treinta años. “Vine acompañando a mi hermano, que era gendarme… Él falleció a principio de la pandemia…”, suspira.

“Cuando llegué a la localidad, las escuelas locales me abrieron sus puertas. Conocí a la mayoría de ellas, tanto públicas como privadas”, apunta.

Pero tuvo la necesidad de realizar un cambio: “Hay un momento en que una debe hacer un parate y hallar un lugar donde se sienta cómoda”, expresa.

“Ante las ventajas que puede brindar la ciudad, saludablemente buscás un lugar tranquilo, donde el sentir sea más acorde a tu personalidad”, afirma.

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