El ministro de Producción y Agroindustria de Río Negro, Carlos Banacloy, dialogó con el programa "Chocolate por la noticia" (FM 93.7) y explicó las posibilidades de que la provincia exporte carne a los Emiratos Árabes y las principales condiciones que impone el mercado externo particularmente en contexto de pandemia y “cierre de la economía”.

“La demanda de carne ovina es sostenida, tenemos una posibilidad muy importante, lo veníamos hablando con el secretario de Ganadería que el desafío es atar la producción con la industria. Esos mercados (por los Emiratos Árabes) necesitan frigoríficos habilitados porque gran parte de esos países necesitan certificación 'Halal' y hoy no tendríamos frigoríficos habilitados para ello”, ejemplificó.

Además adelantó que “queremos que Jacobacci sea el punto exclusivo de producción de ganadería ovina Halal. Pensamos en una ganadería más intensiva, como la bovina, por ejemplo”.

“Principalmente el mundo va buscando certificaciones y a veces las usan como barreras para dejar afuera del mercado, como lo que pasa con la fruticultura del Valle con la carpocapsa. Brasil, ante la detección de una larva en frontera tiene habilitada la posibilidad de cerrarnos el mercado”, explicó.

Respecto a las barreras y controles a la producción de carne, el funcionario señaló que “no es lo mismo un animal con vacuna que sin vacuna. Esto último implica inyectar medicamentos al animal, nosotros deberíamos ir pensando que tendríamos que tener una ganadería libre de aftosa sin vacunación. Lo que planteamos es que la barrera tiene que correrse hacia arriba, ya que si no tenés producción libre de aftosa quedás afuera de los mercados más importantes”.

“El 65% de la carne de la Patagonia viene de otro lado y está, en la comercialización, compitiendo con la carne local. Nosotros tenemos un stock ganadero, pero en el Sur todas las cadenas se abastecen con carne del norte, no de la zona”, dijo.

“Todo lo que es traza de agroquímicos sin las certificaciones adecuadas va ser muy difícil de exportar, es un mundo mucho más exigente que para adentro, no es tan abierto”, aclaró.

En cuanto a la exportación en tiempos de pandemia, Banacloy detalló “con el COVID fue complicado, pues no teníamos muy claro los métodos de contagio y en todo ese contexto había una mirada de la traza del coronavirus. Se  buscaba en cajas, bolsas, cajones… eso complicó la exportación. Esto se fue modificando y dosificando, pero para esto hubo cientos de contendores parados de cerezas en China y cerraban la importación”.

Por último, se refirió al aumento de precio que sufrió la cebolla el año pasado. “La cebolla sufrió un incremento por el cierre de los colegios y de lo presencial en lo laboral, ya que dio un hábito de consumo distinto al habitual, ya que se cocinaba más. Por otro lado, las lluvias en Brasil hicieron que cayera la producción de cebolla. Este año no se dio así y se incrementó el 50% de la superficie plantada, por lo que es otra la realidad en cuanto al precio”.